Una bebé dugongo, que acaparó la atención al viralizarse una imagen en la que es alimentada con biberón por un veterinario, tras ser rescatada en una playa en Tailandia hace unos meses, murió este sábado víctima de pedazos de plástico que recubrían su estómago.
La contaminación plástica en el mar mató a “Miriam” (“dama del mar” en griego), el primer dugongo o vaca marina que estaba siendo criado por humanos en Tailandia tras encontrarlo enfermo, anunció el Departamento de Parques Nacionales, Vida Silvestre y Conservación de Plantas.
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La cría dugongo, de ocho meses, murió esta madrugada en un vivero debido a una infección agravada por residuos plásticos que, al parecer mezclados con algas, fueron encontrados en su estómago, a pesar de los intentos de los veterinarios por salvarle la vida, añadió.
El curioso animal marino fue encontrado enfermo y separado de su madre en abril pasado, cuando quedó atrapado en una playa del sur, donde los veterinarios lo rescataron y se dedicaron a su cuidado en el mar de Andaman, a través de monitoreos, para posteriormente devolverlo al océano una vez lo suficientemente fuerte para sobrevivir.
La semana pasada fue trasladado al tanque de vivero para mantenerlo seguro ante las lluvias torrenciales y el pronóstico de aguas agitadas para el mar de Andaman, y fue cuando los expertos se percataron que estaba enfermo, no comía, y los esfuerzos por salvarle la vida al final fracasaron.
Desde su rescate, la dugongo bebé se ganó el cariño de la gente a través de las redes sociales, ya que el Departamento de Parques Nacionales daba seguimiento de su condición en varias publicaciones, incluso este sábado difundió también en Facebook la noticia de su muerte.
Tanto la prensa tailandesa como varios medios internacionales han dado cuenta del lamentable suceso.
“Miriam” convivía con otro dugongo rescatado, nombrado “Jamil”, y a ambos se les podía seguir a través de las redes sociales del Departamento de Parques Nacionales.
Tailandia cuenta con unas 240 vaquitas marinas, especie en peligro de extinción se enfrentan además a la contaminación por plástico que adolece la mayoría de países del sur de Asia.
JOS