Se llama Frankie porque es la versión felina de Frankenstein. Al menos así lo dice con humor su dueña, Georgia Anderson, quien relata en redes sociales que rescató al pequeño gato de una casa en un suburbio australiano.
Frankie, quien tiene la peculiar característica de contar con dos protuberancias en sus orejas (lo que hace que parezca que tiene cuatro), se encontraba en franco estado de desnutrición y uno de sus ojos tenía una severa infección, por lo que tras ser rescatado y llevado a un refugio, los responsables tuvieron que tomar la decisión de extirpárselo.
Según explicaron los veterinarios, el gato habría sido torturado, pues no presentaba signos de haberse enfrentado con algún otro animal. En cambio, en el cuerpo del felino podían apreciarse señales de haber recibido golpes, debido a los cuales ahora tiene una malformación permanente.
“Su personalidad es muy descarada, pero se sale con la suya porque también es muy dulce; no es demasiado inteligente, por eso dudo que le vaya bien fuera, vería un coche y pensaría que es algo con lo que jugar; es tan amoroso, cariñoso y parece sentir cuando he tenido un día difícil que casi diría que tiene la personalidad de un perro”, dice ahora Anderson sobre su entrañable gato.
Ahora el minino debe tener cuidados especiales, debido a problemas en las articulaciones de sus piernas traseras que le impiden caminar correctamente, ya que se le descolocan las rodillas.
Según narra su actual dueña, a pesar de sus singulares condiciones de vida, Frankie da muestras de ser un gato feliz, que disfruta de los apapachos de su familia adoptiva.
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