En el mundo animal también suceden tragedias, y esta vez, dos pajaritos recién nacidos fueron las víctimas. O bien se cayeron del nido, o bien su madre los echó, sea como fuere, ambos se encontraban bajo la lluvia, desprotegidos en el fango y seguramente esperando la hora de su muerte. Sin embargo, una de esas humanas con gran corazón se topó con ellos, y su suerte cambió de repente.
Aunque al principio, cuando Roxanne los descubrió mientras daba un húmedo paseo en bici, no tenía muy claro lo que debía hacer, y decidió esperar un rato para ver si su madre los recogía. Como seguía lloviendo y no pasaba nada, la joven decidió salir por ellos, y, con mucho cuidado los tomó del suelo y los puso a resguardo.
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Al principio parecían muy frágiles, tanto que Roxanne tenía miedo de tocarlos pues sentía que se romperían bajo el peso de sus dedos, sin embargo, su miedo no la iba a detener, les armó una camita cómoda y calientita, que se asemejara a su nido y se propuso no darse por vencida con ellos.
Aunque los primeros días no fueron tan sencillos porque los pajaritos se negaban a abrir el pico para comer la comida que ella les acercaba con unas pinzas de depilar, sin embargo, ella no se rindió hasta que ellos aceptaron tragar. Eso animó a Roxanne un poco más, y decidió bautizarlos con los nombres de sus mejores amigos: Laura y Ken.
Después de pasar la prueba más grande, es decir, de que empezaron a comer, su evolución ocurrió muy pronto, y crecieron sanos y fuertes, acostumbrados al cuidado y los cariños de Roxanne, que además de todo, les dio atención veterinaria especializada ya que trabajaba en una clínica para animales.
Pronto, ambos empezaron a revolotear con sus alas, luego de que su salvadora y sus amigos los ayudaran a ejercitarlas y, cuando su cuidadora se dio cuenta de que por fin podían volar, se dio cuenta de que era la hora de liberarlos.
Lo intentó en su jardín varias veces y fue justamente la mañana de Navidad del año, según relató a The Dodo pasado que los pájaros decidieron extender sus alas y volar, por fin, lejos del nido que había sido el hogar de Roxanne. A pesar de que fue un momento melancólico, su cuidadora sabe que sus pajaritos estarán mejor en la naturaleza.
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