Un pequeño equipo de cinco personas, ninguna con sueldo, sigue desde hace cuatro años el rastro del tiburón sierra por las costas mexicanas. Son parte de un proyecto titánico, incluso si fuera financiado por el gobierno, pues se trata de preservar una especie en peligro de extinción.
La situación es apremiante, ya que en México solo hay un ejemplar vivo en cautiverio (en el acuario de Veracruz). Fue salvado por pescadores que lo reconocieron gracias al trabajo de educación ambiental.
En estos cuatro años no ha habido avistamientos confirmados (solo reportes anecdóticos) del animal en su hábitat, al menos en playas, esteros, bahías y manglares del Golfo de México y el Caribe.
La cabeza de este proyecto es el doctor Ramón Bonfil, fundador de la organización Océanos Vivientes y el investigador mexicano que más sabe de tiburones y rayas.
En 2014 este especialista regresó a México luego de 25 años en el extranjero y descubrió que en la historia de la ciencia en México no había investigaciones sobre el tiburón sierra y menos un programa para frenar el declive de sus poblaciones.
Esta situación lo llevó a crear el Proyecto Pristis México (Pristis es parte del nombre científico del animal), la única institución dedicada por ahora a preservarlo. Aunque opera sin recursos, cuenta con el entusiasmo de sus cinco integrantes: Bonfil y cuatro voluntarios, de los cuales dos están por terminar sus doctorados.
En 2015 el proyecto recibió 200 mil pesos de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp), dependiente de la Semarnat, para realizar una encuesta sobre avistamientos del animal en comunidades costeras del Golfo y el Pacífico.
Al año siguiente se renovó la ayuda, esta vez por 450 mil pesos, lo que permitió al equipo iniciar el rastreo en algunos estados del Golfo de México y el Caribe.
Este año comenzó el mismo mapeo en el Pacífico, aunque con fondos conseguidos en el extranjero, porque “en México aparte de la Conanp nadie ha aportado un peso ni un minuto de su tiempo para proteger al tiburón sierra”.
Recolección de ADN
El rastreo del tiburón sierra se ha llevado a cabo con una técnica propia de la ciencia ficción. El equipo de Océanos Vivientes utiliza una tecnología llamada ADN ambiental, que permite encontrar material genético de todas las especies que viven en un determinado hábitat, sea agua, suelo o aire.
“El ADN flota en el agua, porque todos los seres vivos pierden células o defecan ahí. Ese material contiene información genética; nosotros tomamos una muestra de mar, río o laguna costera y determinamos mediante una técnica molecular si en ese sitio hay ballenas, tiburones, peces, ranas o bacterias”, señala.
El equipo no ha encontrado algún ejemplar, pero tiene evidencia genética de que hay tiburones sierra en las costas de Tecolutla, Veracruz, y en la Laguna de Términos y la Reserva de la Biosfera Los Petenes, en Campeche.
La técnica permite detectar el ADN hasta varias semanas después del paso de los animales, pues luego de ese periodo el material genético se degrada como consecuencia de la temperatura, la luz ultravioleta o las bacterias.
“En este momento tenemos muestras de Quintana Roo, Campeche, Tabasco y de la mitad de Veracruz; este año comenzamos en el Pacífico, pero faltan recursos para completar el estudio y procesar la información”, señala el investigador, y recuerda que en 2017 y 2018 la Conanp no autorizó más apoyos al proyecto.
Si bien Bonfil es el mexicano que más sobre el tema, su experiencia no interesó a gobiernos, universidades u organismos de conservación de la vida silvestre a su regreso a México. “Tengo 58 años, pero nadie contrata investigadores de más de 40 años; soy un viejito para ellos, a pesar de ser la persona más experimentada en tiburones en el país”, asegura.
Hace 15 años, junto con otros científicos, impulsó la iniciativa para que se incluyera el tiburón blanco en el Apéndice II de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres, el organismo que recomendó prohibir la comercialización del marfil de elefantes, los cuernos de rinocerontes y la tortuga marina, entre otras especies.
Hoy encabeza el proyecto más ambicioso de su carrera: preservar una especie. Y lo hace sin cobrar un peso.
Sin espacio para proteger tiburones sierra
La Comisión Nacional para la Protección de Áreas Naturales Protegidas (Conanp) es responsable del cuidado de parques nacionales y reservas de la biosfera, pero también de las especies en peligro de extinción. Cada año esa oficina dependiente de la Semarnat decide qué especies animales y vegetales necesitan protección y asigna recursos. Para ello abre un concurso al que se presentan propuestas de instituciones, universidades y ONG. El Proyecto Pristis México concursó y ganó apoyos en 2015 y 2016, pero no hubo ningún concurso en 2017. En tanto, en 2018 hubo un concurso, pero no para peces sierra.