La vida del joven Jordan Adlard Rogers, de 31 años, dio un giro inesperado cuando descubrió que era el hijo ilegítimo de un lord inglés, que lo hizo acreedor de una mansión valuada en 50 millones de libras, es decir mil 200 millones 708 mil 181 pesos.
Después de una dura batalla, Jordan consiguió hacerse una prueba de ADN para constatar que su padre fue Charles Rogers, un importante lord que murió en un accidente de tránsito sin reconocer al joven.
Una vez confirmada la noticia, el joven británico empacó sus cosas y se mudó a la mansión ubicada en el parque Nacional Trust, al este de Porthleven. Rogers, aseguró que dejará de trabajar, ya que al no tener hermanos ni ningún otro pariente directo por parte de la familia del aristocrático, es el único que gozará la fortuna que dejó su padre.
Jordan comenzó a sospechar que Charles era su padre cuando tenía ochos años, pero el lord se negaba a someterse a pruebas de ADN porque insistía que todo era mentira. Tampoco le respondió las cartas que el muchacho le mandaba.
La verdad salió a la luz, cuando Jordan se enteró que el aristocrático había fallecido en un accidente automovilístico. Después de atravesar varios obstáculos burocráticos, logró que le permitieran cotejar su ADN con los restos, y así fue como se enteró de que su sospecha era una realidad.
Los forenses confirmaron que el accidente automovilístico fue producto de una sobredosis. La policía detalló que semanas antes de su muerte, lo habían notado descuidado y que en lugar de vivir en su mansión, pasaba los días durmiendo en su automóvil, además de que luchó durante varios años en contra de su adicción a las drogas.
“La gente dice que tengo suerte, pero cambiaría cualquier cosa por poder regresar el tiempo atrás y que Charles supiese que yo era su hijo. Tal vez así él hubiera tomado otro camino”, indicó Jordan al diario The Daily Mail .
A pesar de tener una gran fortuna en el banco, Jordan Rogers aseguró que dedicará su tiempo a aquellos que más lo necesitan: “No me voy a olvidar de mis orígenes”.
epc