Un hombre en Florida de nombre Blaine Parker halló una almeja gigante entre aquellas que preparaba para su comida de ese día, pero al percatarse de su gran tamaño decidió verificar si no se trataba de algo más. Aunque inicialmente declararon que tenía más de 200 años, la información fue aclarada.
“Íbamos a comerla, pero lo pensamos y nos dimos cuenta de que probablemente era muy especial, así que no quisimos matarla”, dijo Parker a un periódico local.
Parker había decidido entrar el espécimen al acuario del Laboratorio Marino de Especímenes del Golfo para que investigara el origen de la almeja y determinar si se trataba de una común.
Inicialmente, el laboratorio determinó que la almeja que encontró Parker tenía una edad aproximada de 214 años y se trataba de una del tipo quahog (Arctica islandica), o almejas duras, las cuales pueden vivir más de 200 años y empiezan a reproducirse a los seis.
La edad de la almeja había sido calculada por el número de capas en su concha, cada una correspondiente a un año de vida. Así, estimaron que dicho ejemplar habría nacido en 1809.
No obstante, más tarde el mismo laboratorio lanzó un comunicado corrigiendo estos datos, y aclaró que Abra-clam Lincoln, como fue nombrada por el hombre que la halló, había sido identificada erróneamente.
“Para verificar esto, nos comunicamos con varios expertos en el campo para confirmar que tenemos la especie correcta. Entendemos que la credibilidad es primordial en la ciencia”, señalaron.
El doctor Edward Petuch, profesor de la Florida Atlantic University, ayudó al laboratorio a identificar correctamente el espécimen como un quahog del sur (Mercenaria campechiensis). “Estamos agradecidos por su ayuda para identificar correctamente a Abra-Clam y esperamos seguir trabajando con doctor Petuch en el futuro”, agregaron.
Explicaron que su estimación de 214 años se trató de una mala interpretación de un artículo científico que explica el método adecuado para calcular el envejecimiento de la especie, pues el mecanismo consiste en contar las estrías dentro de la concha, no en el exterior de ésta.
“Esto nos lo aclaró un experto que lleva años estudiando esta especie. Este método de envejecimiento no sería posible sin matar a la almeja, y dado que Abra-Clam pertenece a un plantel reproductor importante, independientemente de su edad exacta, consideramos más importante liberarlo”, anunciaron.
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Por último, el acuario aseguró que este descubrimiento fue una experiencia de aprendizaje para todo el personal y refrendó su compromiso con la educación sobre las especies marinas
“Nuestro personal y los miembros de AmeriCorps están aquí para aprender junto con nuestros visitantes. Ha sido profundamente inspirador ver al público tan comprometido con una criatura marina tan poco carismática como una almeja. Este interés generalizado en la vida marina nos ha revitalizado en nuestra misión de proteger las preciosas aguas del mundo a través de la educación”, concluyeron.
LP