La influencer kuwaití Sondos Alqattan, que se define como artista del maquillaje y amante de la belleza, generó controversia al criticar que las empleadas domésticas cuenten con un día de descanso a la semana y que, además, se les permita conservar su pasaporte durante su día libre.
"¿Cómo puedo tener una sirvienta que conserva su pasaporte? Y lo que es peor ¿con un día libre a la semana?", publicó la joven en Instagram, donde 2.3 millones de personas seguían hasta ahora sus consejos de belleza.
Las declaraciones de Sondos, publicadas a principios de este mes en un video ya retirado, se referían a la reforma legal introducida recientemente por Kuwait que eliminaba la obligación existente hasta ahora de que el pasaporte de la trabajadora quedara en poder del empleador y que le concede cuatro días de descanso al mes.
"Si escaparan y regresaran a su país, ¿quién me devolverá el dinero? Honestamente estoy en contra de esta ley. No quiero a una criada filipina", argumentó la influencer.
"Es una ley patética. Son cuatro días de descanso al mes. Días en los que estará fuera. No sabemos lo que estará haciendo esos días y su pasaporte estará en su poder", agregó.
Ante las críticas y movilizaciones de organizaciones humanitarias y empleadas del hogar filipinas que residen en Kuwait, Sondos eliminó el video de su cuenta, pero el lunes defendió sus declaraciones.
"Debido a los rumores que circularon, debo proporcionar una respuesta clara. El pasaporte de cualquier empleada extranjera debería estar en posesión del empleador para defender sus intereses. Resulta irrelevante la nacionalidad del empleado y el empleador", opinó en un nuevo mensaje divulgado en Instagram.
La mujer, conocida por preparar tutoriales de belleza, se ha presentado como una defensora entusiasta del draconiano sistema de kafala, vigente en la mayoría de los países de golfo Pérsico.
"Es un mecanismo que encadena a los trabajadores a sus empleadores y que, en la práctica, impide abandonar el trabajo incluso si se registran abusos graves. Era una práctica que se ha convertido en ley y es la forma en la que los nacionales del golfo han ejercido el control sobre sus empleados extranjeros. Es tan frecuente entre las élites, esto es, las familias reales como entre el resto de la población", explica a El Mundo el analista Nicholas McGeehan, experto en el golfo Pérsico.
Su encendido alegato del kafala ha provocado la airada reacción de organizaciones como Migrante International, que trabajan con las castigadas empleadas domésticas filipinas en Kuwait. A juicio del grupo, Sondos es una "esclavista" que exhibe "un ego inflado y un falso sentido de la superioridad" y "continúa aferrándose a una visión atrasada que pertenece a una edad oscura".
"Le sería muy útil visitar Filipinas para ser testigo de la terrible pobreza que padecen muchas familias y descubrir las dificultades que afrontaron en los organismos gubernamentales de su país para poder trabajar finalmente en el extranjero", replica Migrante.
La protagonista del escándalo también se enfrenta al repudio de su público. "Pensaba que eras una mujer extraordinaria pero lo que dijiste de las empleadas filipinas es inadmisible. Sólo eres una cara bonita podrida por dentro", le espetó una de sus ex admiradoras.
Sondos respondió que sólo en las distancias cortas "alguien puede hacer un juicio personal" sobre ella "como ser humano". "Bajo ninguna circunstancia, ni ahora ni en el pasado, he maltratado o degradado a alguna de mis empleadas", dijo para tratar —sin demasiado éxito— de mitigar el conflicto. Sobre todo, porque el altercado ya comenzó a pasarle factura a su bolsillo.
Las llamadas al boicot de algunos usuarios de las redes sociales obligaron a las empresas de belleza cuyos productos exhibe y con las que tenía firmados lucrativos contratos a poner tierra de por medio y alejarse de sus declaraciones. La artífice del litigio criticó la campaña en contra al tacharla de "injustificada". "Considero a todos mis empleados como seres humanos iguales", argumentó.
Sondos abrió fuego en un asunto que desde principios de este año tensó las relaciones entre Filipinas y Kuwait. Se calcula que unos 276 mil trabajadores filipinos residen en el país árabe. El pasado febrero el régimen de Rodrigo Duterte dictó una prohibición temporal de envío de mano de obra y pidió el regreso de los que permanecían en el país después de que el cuerpo de Joanna Daniela Demafelis, una filipina de 29 años, aparecería con huellas de haber sido mutilada en el congelador de un apartamento abandonado.
Por aquel entonces Filipinas se ofreció a costear los vuelos de retorno a 10 mil nacionales cuyos visados habían expirado. En mayo, ambos países protagonizaron los primeros pasos del deshielo. Kuwait se comprometió entonces a que sus agencias de reclutamiento de trabajadoras filipinas aportaran un depósito de 10 mil dólares en concepto de compensación para las empleadas que sufrieran abusos o se vieran afectadas por el fin repentino de los contratos.
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