La mariposa Monarca es el símbolo de la ecología en Canadá, Estados Unidos y México porque realiza un viaje de más de cuatro mil kilómetros para poder llegar a los santuarios que se ubican en los estados de México y Michoacán.
“La Monarca es el símbolo de la ecología porque realiza un viaje épico, migratorio extraordinario saliendo de Canadá atravesando las Montañas Rocallosas hasta llegar a nuestro país”, sostuvo Homero Aridjis escritor y poeta mexicano.
En entrevista con MILENIO, recordó que poco se sabía de la travesía que hacia la Monarca desde los grandes lagos en Ontario y que fue hasta 1976, cuando dos científicos ubicaron a las primeras mariposas en México.
“Dos científicos canadienses que veían a las mariposas salir de Ontario, pero no sabía a dónde iban. Eran Fred Urquhart y su esposa Norah, quienes idearon desde los años 60 ponerles unos tags (etiquetas) para ver a dónde llegaban”, narró.
Ellos, a través de los pocos medios que había en ese entonces pedían que notificaran a dónde las habían visto primero en Estados Unidos, sin saber que México era su destino final.
“En 1975 una pareja de norteamericanos que vivían en México oyeron por radio esto y se encontraron con un campesino en el llamado Cerro Pelón, cerca de Zitácuaron decir que ahí había visto. El matrimonio tardó en llegar un año, y fue en 1976 cuando se confirmó dónde estaban las mariposas”.
Ese año, agrega, la portada de la revista National Geographic fue dedicada a la mariposa Monarca y al descubrimiento de los santuarios.
Hasta 1986, cuando el entonces presidente Miguel De la Madrid, en el Bosque de Chapultepec, “regaló” a los niños de México la protección de cinco santuarios de la Monarca.
“En 1985, cuando formé el Grupo de los Cien, emitimos un manifiesto al presidente Miguel de la Madrid para reclamar los altos índices de contaminación que había en la ciudad, además de la tala clandestina que había en las zonas de la Monarca. Pero también al ser el año del temblor, se dejó un poco a un lado, hasta que al año siguiente los niños comenzaron a reclamar lo que sucedía”, recordó.
En el Bosque de Chapultepec, señaló Aridjis, de la Madrid declaró los cinco santuarios de la mariposa Monarca zona protegida.
“Los niños de Contepec agradecieron el gesto, y fue en octubre de 1986 cuando se declaró al Cerro Pelón, Sierra Chincua, El Rosario, El Altamirano y Chivatí como zonas protegidas, son más o menos 16 mil 100 hectáreas”.
Sin embargo, Homero Aridjis lamentó que a pesar de que habían sido declaradas zonas protegidas, la tala clandestina “y ni tan clandestina porque lo hacían abiertamente” no haya parado hasta la fecha.
“El forcejeo de tala era porque había un coronel cardenista de nombre Mondragón que invadió los cerros por ‘sus pistolas’ y se había posesionado de ellos para robar toda la madera. Hubo escenas en la televisión donde echaba los camiones contra las mariposas y cortaba los troncos con ellas, sin importarle a nadie”.
El fundador del Grupo de los Cien considera que faltan acciones para proteger a la Monarca “porque la tala sigue, y los abusos también”.
REPL