La profesión de médico es una de las más reconocidas en el mundo por su nivel de dificultad y la responsabilidad que implica ejercerla, pero poco a poco el tiempo y la necesidad de cuidar y preservar las especies le han dado su lugar en el podio a los veterinarios, como el caso del Sergio Acevedo García, un poblano que fundó y encabeza una de las clínicas de neurología animal más importantes de Lima, en Perú.
Sergio es egresado de la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (Upaep) y especialista en Clínica Médica de Pequeños Animales por la Universidad de Buenos Aires (UBA), en Argentina, y durante toda su vida tuvo claro cuál era su vocación y el camino que debía seguir para conseguirlo, siempre cobijado por su familia.
“Desde mis cuatro o cinco años yo sabía que iba a ser veterinario, yo decía que iba a ser cuidador de animales. En cumpleaños o en navidades mi familia me iba regalando libros de animales, peluches de animales o muñequitos de granja, siempre mi vida estuvo rodeado de ello y cuando tomé la decisión de qué estudiar, a los 17 años, no lo dudé ni un solo momento”.
Después de su estancia en Argentina, Sergio se estableció en México para comenzar a ejercer, pero el amor por su esposa Katia Gutiérrez lo hizo tomar la decisión de mudarse a Lima para que juntos fundaran NeurokiVet, un centro neurológico para animales que prioriza métodos como el electrodiagnóstico y el neurointensivismo para evitar una cirugía.
“Tanto ella como yo se nos pone una meta en la cabeza y estamos ahí picando piedra hasta que lo logramos, puedes tener esperanza, puedes tener fe, puedes tener muchas cosas, pero si no eres perseverante y estás ahí luchándole todos los días, no vas a lograr nada”.
Su empresa ha tenido tanto éxito que reciben a pacientes de distintas zonas de Lima, pues han formado alianzas con más de 30 clínicas veterinarias, pero también de otras ciudades y departamentos, como Trujillo, Ica o Cusco.
“Allá en México me fue muy bien y una vez que ya me estaba estabilizando me vine a Perú y a romper piedra de nuevo, poco a poquito, los peruanos son nuestros hermanos, tenemos muchas cosas en común y me han acogido muy bien”.
En sus palabras, la ética y el profesionalismo en el trabajo le han permitido ganarse la confianza de los dueños de las mascotas, mismas que tienen derecho a recibir el tratamiento adecuado para lograr su recuperación.
Acevedo resaltó que otro factor a destacar es su interés por estudiar para mantenerse actualizado en su ramo; de lo contrario, perderá la capacidad de ayudar a los animales.
“Te vas quedando atrás, va a llegar alguien más preparado y va a ofrecer una terapia diferente a la que estás llevando, ¿a dónde van a voltear los ojos del tutor? Al doctor que está más preparado, más a la vanguardia”.
Consideró que uno de los principales problemas para que la gente no se anime a emprender un nuevo proyecto es el miedo al fracaso, lo que a futuro se convierte en un obstáculo mental.
También recomendó a las nuevas generaciones apoyarse los unos a los otros, ya que hay quienes son brillantes pero se olvidan de compartir sus conocimientos a los demás o piensan que pedir el consejo de otro especialista los hace menos capaces, cuando en realidad es todo lo contrario, porque permite ampliar la experiencia académica y profesional de los involucrados.
“Si quieres ir solo y remando contra la corriente no vas a logar mucho, pero si trabajas con un colega, y además te vuelves su amigo, vas a trabajar de una manera más linda; y los casos clínicos serán diferentes, los pacientes se recuperan más pronto porque sabes a quién llamar para conocer su opinión y en conjunto lograr que los ‘enanos’ de cuatro patas vivan más tiempo con sus familias”, resaltó el especialista.
AFM