La visita de los reyes de Suecia a México despertó el interés que ciertas personas tienen en la monarquía, en las tiaras y en saber quiénes son los monarcas que vienen desde el “viejo continente” por invitación del presidente Andrés Manuel López Obrador.
Todos tenemos en el radar a los datos más curiosos de la familia real inglesa, conocemos los escándalos de la monarquía española, es de conocimiento público que Grace Kelly fue reina de Mónaco y hay veces que hemos llegado a escuchar que existe un emperador en Japón; pero sabemos muy poco de Carlos Gustavo y Silvia de Suecia, pareja real que hasta el momento ha tenido una vida totalmente privada sin dejar de lado el “secreto real” que esconde la unión de Carlos y Silvia, donde ABBA es uno de sus cómplices.
Mucho antes de que se cocinara la historia de amor entre Diana de Gales y el monarca Carlos III de Reino Unido, la monarquía sueca protagonizó una love story digna de una película romántica donde el soundtrack perfecto le pertenece al cuarteto de europop que tocó las mieles del éxito gracias con una canción inspirada en el romance entre Carlos Gustavo y Silvia de Suecia, reyes actuales de la nación europea.
Los Juegos Olímpicos de Múnich, el escenario casi perfecto para el amor
Los juegos olímpicos son el Tinder de la monarquía y el jet-set mundial, además se perfilan como el terreno abonado para que los miembros de las familias reales hallen a su media naranja y si tienes una duda, aquí algunos ejemplos:
- Antes de las denuncias de lavado de dinero y tráfico de influencias, la infanta Cristina de Borbón cayó rendida ante el jugador de balonmano Iñaki Urdangarín en las Olimpiadas de Atlanta (1996).
- Muchos antes de la abdicación de Margarita II en favor de su hijo Federico, el monarca conoció a María (su esposa actual y reina de Dinamarca) en las Olimpiadas de Sidney (2000).
- El deporte también unió a Charlène y Alberto de Mónaco, pues el príncipe e hijo de Grace Kelly dejó de lado su afición por las modelos como Brooke Shields y Claudia Schiffer para ser captado por la prensa mundial con la nadadora en la justa invernal celebrada en Turín (2006).
Con ese gran contexto, no es ninguna novedad que Carlos Gustavo y Silvia tejieran su romance en los Juegos Olímpicos de verano más caóticos del siglo XX; Múnich 1972. Estos juegos son recordados por los atentados terroristas en contra los atletas israelíes por parte del grupo Septiembre Negro.
Según Vanity Fair, ya en Múnich, el entonces heredero al trono de Suecia vio a una alemana de rasgos latinos (Silvia) trabajando como intérprete oficial y azafata en el Comité Organizador de los Juegos y quedó flechado a primera vista de la joven que le llevaba 3 años.
Silvia para ese momento era una experta de los idiomas, pues hablaba seis y estaba empapada de los actos que se tenían planeados para la justa deportiva. Además, llevaba poco tiempo viviendo en Europa, pues aunque es de origen alemán, Silvia Renata Sommerlath de Toledo creció en Sao Paulo, alejada de la vida monárquica.
Aún con lo pública que puede ser la información en los Juegos Olímpicos, la pareja tuvo que tener su romance con un perfil muy bajo y sin que nadie en el Palacio de Estocolmo lo supiera, porque el rey Gustavo VI Adolfo, abuelo del príncipe, jamás hubiese permitido que su nieto lo sucediera en el trono si se casaba con una plebeya.
Una amor que se concretó y se musicalizó
Antes de que los royals se casaran con plebeyos y formaran historias que acaparan la prensa rosa mundial, el único matrimonio formado por un plebeyo y alguien de la monarquía era el de Rainero de Mónaco con Grace Kelly. Así que Gustavo VI Adolfo no se iba a arriesgar a que la corona sueca tuviera esa posibilidad.
El universo y el destino siempre han sido grandes aliados de los romances imposibles, pues en 1973, la muerte del rey Gustavo VI Adolfo, permitió que Carlos accediera al trono sueco y la pareja pudiera continuar su romance.
Para 1976, Carlos de Suecia anunció su compromiso con Silvia Sommerlath, lo que dejaba preparado el terreno para una boda real donde el cuarteto formado por Agnetha Fältskog, Björn Ulvaeus, Benny Andersson y Anni-Frid Lyngstad presentó Dancing Queen; la única canción de la agrupación que tocó el Billboard Hot 100.
“Digging the dancing queen”: así nació la mejor canción de ABBA
Todos hemos coreado hasta el cansancio Dancing Queen, sabemos que habla sobre una chica de 17 años que ama bailar y se divierte haciéndolo en las fiestas a las que va y también sabemos que es una canción pop de relevancia innegable; pero no sabíamos que fue un regalo de bodas para Carlos y Silvia de Suecia.
La canción compuesta por Benny Andersson, Björn Ulvaeus y Stig Anderson, viene incluída en Arrival, cuarto disco de la agrupación que vio la luz en 1976 y es un regalo de bodas que la agrupación sueca tuvo con los reyes de Suecia.
Al día siguiente Silvia caminó de la mano rumbo al altar con Carlos Gustavo usando un vestido muy sobrio diseñado por Dior y usando la tiara de los camafeos creada para la Emperatriz Josefina, esposa de Napoleón.
Más allá de la boda real: el éxito de Dancing Queen
La canción que se presentó un día antes de la boda de los reyes de Suecia es hasta la fecha una de las más exitosas de la carrera de ABBA, la favorita de la finada Isabel II y hasta la inspiración percé para Chris Stein, guitarrista de Blondie, quien admitió que su canción Dreaming era un intento de hacer un hit del estilo de ABBA.
El regalo de bodas para los reyes de Suecia se mantuvo encabezando listas de popularidad en todo el mundo y fue la única canción del grupo sueco que se mantuvo en el Billboard Hot 100, dándole un disco de oro a la agrupación por sus ventas.
ABBA es de esos grupos que tiene una discografía que todos reconocemos, sabemos sus canciones y hasta las hemos visto en películas (como Mamma Mía!), pero Dancing Queen es una pieza en la que bandas como MGMT han buscado inspiración a la hora de componer (tal como pasó con Time To Pretend).
La melodía que resonó hasta en el Palacio Real de Windsor haciendo bailar a Isabel II esconde un origen lleno de amor que hasta el día de hoy nos pone a bailar y nos regresa a tener only seventeen, porque, cuando suena Dancing Queen, da lo mismo si eres hombre, mujer o el género con el que te identifiques; te conviertes automáticamente en la reina del baile.
Así fue el día que Dancing Queen sonó por primera vez y se la presentaron a los reyes de Suecia
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