Para algunos son artefactos invaluables, colecciones extraordinarias o recuerdos de la vida, otros les llaman chácharas. Estos objetos pueden guardar un significado especial para los transeúntes que cada domingo pasa a contemplar estas maravillas en el colorido mar de lonas, sostenidas por armazones metálicos desgastados como si fueran mástiles. Aquí es donde trabaja Cynthia, una joven que filma tiktoks en los tianguis de la Ciudad de México.
Cynthia Romero es una comerciante del tianguis de La Lagunilla, su gusto por las prendas la llevó a vender ropa de paca cada domingo en uno de los mercadillos, o como ella los llama "magnates de la convivencia" más conocidos de la ciudad.
En el barrio de Neza, donde se erige un enorme coyote rojo, fue donde Cynthia creció, o como lo describe ella en uno de sus tiktoks "junto con carnales, siempre en la búsqueda de expresión, la excentricidad a modo de rebelión, construyéndonos sobre banquetas porque nadie tenía chance de poner el cantón".
Si hubiera una forma de describir a la joven comerciante sería así: excéntrica a modo de rebelión, vestida con colores llamativos, que no considera un estilo, pero que son parte de su personalidad.
Le 'chambea' todos los días, no sólo los domingos, como si se tratara de una exploradora, va en busca de mercancía que le pueda servir para su puesto, va al tianguis de su preferencia, puede recorrer Tláhuac, Las Torres en Iztapalapa, Portales, lugar que vio crecer a Carlos Monsiváis o incluso Chimalhuacán.
"Te levantas todos los días, realmente son jornadas largas las que vas porque convives mucho con el tianguis, no sólo es lo que compras, no sólo consumes lo que vas a vender, por ejemplo yo en el tianguis conocí a Kandinsky. Todo este depositario de cosas que ya no se usan también se esparce, el tianguis es un reguero de conocimiento"
La visita al tianguis es el primer paso de lo que hace la joven: regresa, trabaja su ropa, la revisa, la lava, todo tiene que ver con seguir trabajando su ropa para que al final vea una película o realice algún tiktok, a los cuales generalmente los hace en sus días de descanso.
Su días de descanso tampoco son monótonos, le gusta caminar, ella podría caminar todo el día por las colonias en donde se pueda, salir con su novio al cine o comprar un libro que le agrade. Todo el tiempo es hablar y caminar, un pasatiempo que disfruta mucho.
"Yo ya sabía que iba a ser comerciante"
Desde pequeña, Cynthia, quien es hija de comerciantes, es amante de la ropa, por eso la primera vez que vendió en un tianguis fue a los siete años, un momento que relata como si hubiera sido ayer.
"Fui a un tianguis que era el tianguis del oro. Era la primera vez que yo veía a personas diferentes a mí, eran unas señoras altísimas, rubias y llevaban a sus empleadas y tenían una manera de caminar, una manera de ser, yo decía qué es esto, yo nunca lo había visto en vivo"
Su interés por la ropa de paca viene de la necesidad, debido a que su familia no tenía dinero y la única ropa que podía comprar era la de paca porque incluso la ropa de maquila que vendían en los tianguis tenía un precio considerablemente elevado.
La familia de Cynthia es comerciante, trabaja en las calles, vendiendo chicharrones, ropa, cualquier cosa que pueda ayudarles a mantener su economía. Su mamá, por ejemplo, "era una persona que vendía fritanga afuera, que vendía quesadillas".
"En el tianguis siempre he estado porque mis familiares son comerciantes, mi papá trabajaba, ahora trabaja de otra cosa, pero siempre he nacido en el comercio, desde que tenía cinco años, desde que me salía afuera a vender chicharrones preparados o que los pececitos".
Cynthia desde siempre supo que iba a ser comerciante; sin embargo, ella no sabía qué iba a vender. Aunque siempre le había gustado la ropa, no tenía tanta seguridad para decir que a eso se iba a dedicar, hasta que un día lo construyó con un grupo de amigos, pero al final cada quien tomó su camino, pero ella se quedó.
"Yo ya sabía que iba a ser comerciante de eso nunca tenía duda, sólo tenía que elegir qué, siempre me gustó la ropa, pero nunca había tenido tanta seguridad para decir así lo voy a hacer".
"Magnates de la convivencia"
Chácharas, tacos, fritangas, libros, ropa, el tianguis es un lugar diverso en donde puedes ver lo que menos esperas o donde se pueden encontrar las experiencias más inesperadas.
"Un día fue una señora al tianguis y había una bomber y dice 'esta bomber es igualita a la de mi mamá', entonces la tocó y así y dice 'mi mamá siempre tenía papel' y entonces mete la mano y hay papel y entonces dice ¡no! y yo así de ¡no! y entonces parecía que era la de su mamá, pero no supimos si sí o no".
"Dice una vendedora de por acá, porque señorita si en esta vida uno se apendeja, pues ya no hay otra"
Los tianguis, esos mercadillos que existían desde la época prehispánica, en donde los habitantes de Tenochtitlán los tomaban como lugares de intercambio, ahora son puntos de encuentro, de conexión entre el pasado y el presente, de recuerdos y de convivencia, lugares de emprendimiento, en donde se puedes encontrar desde ropa o juguetes antiguos hasta muebles.
"Creo que son... le puse en el video más reciente donde muestro mi puesto un magnate de la convivencia, entonces tenía que ver con eso, con un lugar rico, un espacio muy variado, diverso, donde coexistan no sólo el que compra y el que vende donde no solo se dan relaciones de compra-venta".
Cynthia aconseja a tratar de ir un poco a la experiencia y llevar cambio porque la mayoría de los comerciantes no tienen cambio.
"Mencionan situaciones como de basura y así o que situaciones de que no se pagan impuestos o así, entonces solo las cosas son más profundas de lo que parecen y pueden ser tan profundas como uno lo desee, sólo eso mantenerse abierto y pues eso está chido, respetar esos espacios".
¿Dónde puedes comprar la ropa de Cynthia?
Debido a la pandemia, Cynthia tuvo que optar por el comercio electrónico y armó su tienda en línea llamada lecalica, en donde la puedes encontrar por Instagram como: @lecalica_
bgpa