Muy temprano por la mañana, los estudiantes entran al Taller Luban de Etiopía, ubicado en un edificio de tres pisos que pertenece a un instituto de capacitación profesional en el este de Addis Abeba, capital de Etiopía, donde adquieren habilidades industriales y aprenden sobre tecnologías robóticas.
Durante la última década, más de una docena de instituciones similares han abierto sus puertas en toda África, lo que simboliza el compromiso de China de compartir con ese continente su experiencia en formación profesional. Junto con muchos otros proyectos de cooperación entre China y África para el desarrollo de talentos, estas escuelas ayudan a poner la región en el camino de la modernización y el desarrollo sustentable.
Fomentar las aptitudes profesionales
Un grupo de estudiantes del Taller Luban quedaron cautivados por su profesor Yonas Akele, de 39 años, quien hizo una demostración del funcionamiento de equipos automatizados procedentes de China, simulando el proceso de producción en cadenas de ensamblaje.
El Taller Luban, que debe su nombre a un antiguo arquitecto chino, es un programa de capacitación profesional establecido en una veintena de países para las comunidades locales.
Yonas, quien estudió en China, se inspiró en la integración de conocimientos teóricos e ingeniería práctica que se imparte en el Taller Luban. A su regreso a Etiopía, Yonas obtuvo un empleo de maestro.
"Los jóvenes etíopes tienen la suerte de contar con esta oportunidad de aprendizaje, y espero que se establezcan más talleres Luban en toda Etiopía", declaró Yonas.
Jiang Jiang, director del Taller Luban de Etiopía, mencionó las especialidades del centro, que incluyen sensores industriales, control industrial, robots industriales y mecatrónica.
"Cuando China y Etiopía colaboraron en la creación del Taller de Luban, Etiopía expresó la necesidad de una plataforma de capacitación avanzada dirigida a sectores manufactureros clave, sobre todo en áreas como la producción automatizada", explicó Jiang.
"Los empresarios están encantados con el desempeño de nuestros egresados", señaló Jiang, y añadió que algunas empresas ya mostraron interés por capacitar en el taller a sus empleados.
El taller organizó cinco sesiones de capacitación, en asociación con gobiernos locales y organizaciones internacionales, de las que se han beneficiado casi 200 talentos de Etiopía, Kenia, Tanzania y otras naciones.
Como dice un proverbio etíope: "El que aprende, enseña". Estos instructores africanos capacitados aportan conocimientos y tecnología avanzados a sus respectivas comunidades, y así, encauzan el dividendo demográfico de África hacia el desarrollo sustentable.
En colaboración con naciones como Tanzania, Seychelles, Ruanda y Etiopía, la Alianza China-África para la Formación Profesional ha revisado y desarrollado estándares laborales y normas de enseñanza profesional para industrias que son fundamentales en estos países.
Franklin Rwezimula, subsecretario permanente del Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología de Tanzania, afirmó que China puede ayudar a Tanzania a desarrollar una nueva generación de profesionales calificados que sepan impulsar la innovación y desarrollar el espíritu empresarial, lo que beneficiará el crecimiento económico sustentable mediante la capacitación.
Mejorar los servicios médicos
África enfrenta riesgos crecientes de epidemias y emergencias sanitarias relacionadas con el cambio climático, como la descomunal tasa de muertes por paludismo. Según la Organización Mundial de la Salud, los países africanos representaron alrededor de 94 % del total de casos de paludismo en todo el mundo, y 95 % de las muertes en 2022. Para mejorar los servicios médicos, China ha enviado personal médico y ayudado a los países africanos durante décadas.
Desde 2007, el equipo del Proyecto Chino de Prevención y Control del Paludismo en Comoras ha liderado los esfuerzos tanto de prevención del paludismo como de capacitación, en colaboración con el Centro Antipalúdico de Comoras. En 2017, los diligentes esfuerzos de los expertos de ambas naciones habían reducido la incidencia del paludismo en Comoras en más de 99 %, con lo que erradicaron eficazmente las muertes relacionadas con esta enfermedad.
El director del laboratorio del Centro Nacional de Lucha contra el Paludismo de Comoras, Kamal Said Abdallah, de 47 años, lleva 12 años de estrecha colaboración con profesionales médicos chinos.
Tras su egreso de la Universidad Médica de Tianjin, Kamal trabajó como intérprete para el Proyecto de Cooperación Antipalúdica China-Comoras, antes de desempeñar una labor más práctica contra el paludismo, con sesiones de capacitación en China. En entrevista para Xinhua, él explicó lo compleja que es la distribución de medicamentos contra el paludismo, pues exige una capacitación y un asesoramiento especializados.
Deng Changsheng, líder del equipo del Proyecto Chino de Prevención y Control del Paludismo en Comoras, detalló los amplios esfuerzos de capacitación realizados entre 2018 y 2021, que han beneficiado a más de 4,000 miembros del personal local involucrados en la prevención y el control del paludismo.
Deng afirmó que estas iniciativas han mejorado los sistemas médicos y de cuidado de la salud en Comoras, al apoyar el talento local fundamental para mantener el progreso.
Durante más de medio siglo, los equipos y especialistas médicos chinos se han colocado a la vanguardia de la lucha contra las enfermedades regionales y las grandes crisis de salud pública, al impartir capacitación integral al personal médico local y así mejorar las capacidades de África para el cuidado de la salud.
La isla de Pemba, en Zanzíbar (Tanzania), alguna vez tuvo una elevada prevalencia de esquistosomiasis (una enfermedad parasitaria aguda, crónica e incapacitante), pero en los últimos años ha experimentado un importante descenso gracias a la experiencia médica china y a la colaboración con las autoridades locales de salud. En diciembre del año pasado se organizó en Pemba el primer curso de capacitación técnica sobre detección de la esquistosomiasis, que mejoró la capacidad de diagnóstico de las instituciones médicas locales.
Seleh Juma Muhammed, funcionario del Ministerio de Salud de Zanzíbar, con cuatro décadas de experiencia en la prevención y el tratamiento de la esquistosomiasis, elogió la eficacia de los métodos chinos de control integrado y expresó sus compromisos de aprender de los expertos chinos y de trabajar con las comunidades locales.
Ampliar oportunidades para la juventud africana
A medida que China y los países africanos estrechan sus relaciones y aumentan los intercambios, se multiplican los jóvenes africanos que empiezan a conocer la cultura china. Asha Fum Khamis, de 32 años, maestra tanzana de chino en el Instituto Confucio de la Universidad de Dar es Salaam, declaró para Xinhua que aprender chino transformó su vida.
"Si no hubiera aprendido chino y recibido una beca para estudiar en China, aún me dedicaría a pescar en un barquito en Zanzíbar", aseveró Khamis.
Khamis da fe de la creciente popularidad de la enseñanza del chino en Tanzania, idioma al que describe como una lengua internacional que abre puertas al empleo juvenil y a las perspectivas profesionales en África.
De los más de 300 alumnos a los que ha impartido clase, muchos han encontrado trabajo en empresas chinas locales, mientras que unos 50 han optado por una carrera en la enseñanza del chino, lo que refleja la creciente importancia de esta lengua en Tanzania.
Fundado en 2013, el Instituto Confucio ha acogido a más de cien profesores y voluntarios chinos en Tanzania y formado a más de 60,000 estudiantes chinos.
En los últimos años, un creciente número de estudiantes tanzanos han solicitado estudiar ingeniería, tecnología, medicina y otras profesiones en China, tras aprender la lengua.
"El chino es la lengua de moda y abre oportunidades a los jóvenes aquí y en todo el mundo", afirmó Khamis.
Para satisfacer las diversas necesidades educativas, los institutos Confucio de África integran la enseñanza de la lengua china a otras disciplinas para cultivar talentos versátiles.
En Senegal, un país de África occidental que busca aumentar su producción agrícola, el Instituto Confucio de la Universidad Cheikh Anta Diop en Dakar colabora con agrónomos chinos para ofrecer un programa distintivo que combina la enseñanza de la lengua china con la tecnología agrícola.
"A lo largo de la capacitación, no sólo aprendí técnicas chinas para el cultivo de hortalizas; también mejoré mis habilidades lingüísticas", afirma Moussa Dione, uno de los participantes en el programa. "Estas habilidades tienen un valor incalculable para mis perspectivas profesionales".
(Reportero del video: Lin Lin, Zeng Tao; editores del video: Lin Lin, Mu Xuyao, Liu Yutian, Li Qin, Wang Houyuan)