La adolescencia es una etapa de cambios, de querer verse y sentirse mejor, es por ello que la práctica de ejercicio tiene grandes beneficios tanto en lo físico como en lo emocional, pero para lograrlo debe ser un trabajo en equipo, entre padres de familia, docente y joven.
Salvador Ramos Godina, coordinador regional de Educación Física en La Laguna de Durango, señala que hoy en día puede considerarse algo difícil lograr que los chicos se ejerciten, ya que el sedentarismo marcó a los jóvenes durante la pandemia.
“Debemos trabajar juntos padres de familia, docentes o entrenadores y el mismo alumno, para estimular la actividad física y a partir de ahí, mostrar la importancia de ejercitarse de manera frecuente. El adolescente debe forjar sus objetivos y sus padres o maestros apoyar, motivar y acompañar”.
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Salvador Ramos explica que en lo físico, los chicos fortalecen sus músculos, favorece su desarrollo y previene problemas de salud evitando el exceso de peso lo cual se logra con el ejemplo, al ver a papá o mamá ejercitándose.
“Sabemos que la dinámica actual de los padres en la que ambos trabajan la mayor parte del día, no permite que se logre tener un tiempo para el ejercicio, pero se debe buscar la forma de incentivar a los adolescentes, guiarlos para que encuentren con qué actividad se sienten cómodos y, quizás buscar con quienes se pueda hacer viaje para que vayan a clases deportivas extracurriculares”.
Señala que, en el sentido emocional mejora la capacidad de concentración, y reduce la ansiedad o estrés, así como aumenta su autoestima. “Hoy en día los muchachos demuestran ansiedad y esto la disminuye”.
Además ellos cuentan con mucha energía durante la adolescencia, y el ejercitarse les ayudará a conciliar el sueño, comer de forma sana, reflejan su imagen de forma más saludable con la actividad física y una de las principales razones, es porque su actitud es positiva, más servicial y jovial. También de forma neurológica tiene grandes beneficios con un impacto en las actividades académicas.
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“Todo debe iniciar desde casa, papá o mamá tienen que impulsar al adolescente a tener el hábito por practicar actividad física. Tiene que existir una motivación desde el hogar y partir de un objetivo del porqué realizar ejercicio”.
En experiencia del especialista, dependerá del gusto del adolescente la actividad física que se recomienda, subir escaleras, andar en bicicleta o caminar de manera libre por lo menos 20 minutos diarios. “Si el joven trabaja durante un periodo de 5 a 10 minutos y después de media hora se realizan otros 10 minutos de actividad y así sucesivamente, ayuda a mantenerse activo todo el día”.
Las actividades deben ser constantes para que se convierta en un hábito que tanto niños como adolescentes se beneficien.