El nuevo ciclo escolar trae consigo muchas emociones, en algunos casos es la alegría por el reencuentro con los amigos, el tener tiempo para el juego y la plática con los compañeros, pero para otros, la ansiedad de llegar a un nuevo salón de clases, a una escuela diferente llega a ser un poco complicado y generar intranquilidad, pero ¿qué hacer para evitarlo?
Celeste Caldera Sánchez, licenciada en Psicología, menciona que el inicio de clases para algunos niños es una situación nueva porque cambian de salón, de profesores, hay compañeros nuevos que se integran o quizás, algunos otros van a una escuela diferente, y todo lo que es cambios puede llegar a crear sensaciones físicas como dolor de cabeza, dolor de estómago, siendo éstas manifestaciones de ansiedad o preocupación.
Caldera Sánchez quien actualmente está enfocada en el área de educación, explica que estas reacciones en los pequeños se presentan ante el temor de no saber si la escuela les va a gustar, desconocen cómo será su nueva maestra, si lograrán hacer amigos, "son varias cuestiones que pueden ser abrumadoras para los chicos quienes no saben cómo comunicarlo ya que no les enseñamos a gestionar lo que sienten y se vuelve una situación de estrés para ellos".
Para la psicoterapeuta familiar, esta situación puede complicarse si los papás reaccionan a los berrinches de los niños o, por sentir ese temor de asistir, por lo que recomienda hablar con ellos, antes del inicio de clases mostrarles sus materiales, involucrarlos en lo que será este nuevo ciclo escolar y estar al pendiente de su día a día.
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"Es muy importante estar atento ante las preguntas de los niños, sus dudas en cuando al nuevo año que están por comenzar, cosas sencillas como dónde voy a comprar comida sino llevo lonche, a quien avisar si se siente mal, etcétera; esto les ayudará a sentirse más seguros por lo que es indispensable hablar con ellos y resolver sus dudas".
Finalmente recalca, que el cambio de año escolar es una transición que impacta en los sentimientos, pensamientos e incluso en las creencias que los niños llegan a tener, "hay que ayudarlos a tener claridad y esto solo se logra escuchándolos, siendo pacientes y acompañándolos en el proceso porque es algo que van a tener que vivir, pero qué mejor que lo hagan con la seguridad de que como adultos se les puede ayudar".