Abrazo: una caricia al alma

El acercamiento sano con personas que te estiman y a quien aprecias, puede generar sensaciones agradables en cualquier etapa del desarrollo que brindan tranquilidad y transmiten paz.

El contacto físico durante la infancia promueve un vínculo de amor fraternal. (shutterstock)
Claudia Luévano
Torreón, Coahuila /

¿Sabías que dar y recibir abrazos tiene un efecto terapéutico? Pues así es, y está demostrado científicamente y para comprobarlo puedes experimentarlo al abrazar a alguien que aprecias mucho, seguramente te sentirás muy bien al tenerlo entre tus brazos.

Cuando te sientes triste o desanimado, el tener un abrazo de aquella persona que es importante para ti, te brindará alivio y seguramente, sentirás cierta tranquilidad. El Instituto de Neurociencias aplicadas a nivel nacional, explica que el simple hecho de abrazar a alguien más, puede llegar a desencadenar una respuesta masiva de endorfinas dentro del cerebro humano.

En el artículo que comparte en su portal, el Instituto menciona que el abrazar también ayuda a desencadenar una hormona denominada oxitocina, conocida como la hormona del amor, que es un neurotransmisor que actúa en el sistema límbico, el centro emocional del cerebro, fomentando sentimientos de alegría que reducen la ansiedad y el estrés.

Celeste Caldera Sánchez, psicóloga y quien labora en consulta privada, así como en el área empresarial y educativa, expresa que los abrazos forman parte de la infancia y de la relación de los padres e hijos.

“El acariciar o tocar, es una forma de contacto muy importante cuando se es niño, cuando un pequeño o un adolescente se siente triste, el recibir un abrazo, es como obtener un bálsamo reconfortante y en ese momento se genera oxitocina, adrenalina, endorfinas que son las que se conocen como las hormonas o neurotransmisores que transmiten la felicidad”.

Afirma que al recibir un abrazo se generan sustancias positivas que ayudan a reducir el miedo o peligro, así como el estrés, así como algunas otras cuestiones físicas que pueden ser dañinas. “En el abrazo encontramos un mensaje implícito: no te juzgo, te comprendo, te acompaño, eres importante, te echo de menos, es como una recarga de energía que al final se traduce en una sensación de bienestar, seguridad, fortaleza y eso impacta positivamente en la autoestima”.

Indica que si un pequeño en su infancia sufrió violencia, al llegar a la adolescencia tal vez no acepte esos abrazos, por lo que será un trabajo de mucha paciencia y respeto que deben tener los papás.

Por lo que recomienda que se intente el acercamiento de una manera adecuada, ya que a veces quieren dar pero apretujar, y eso puede ser incómodo si nunca se ha hecho el ejercicio de abrazar. Por lo que se puede comenzar con acariciar el cabello, el hombro, verlos a los ojos, escucharlo y al sentirse habituados se puede dar ese acercamiento.

Por su parte, María Irene Murguía García, psicoterapeuta y docente de la Universidad Pedagógica Nacional (UPN) comparte de René Árpád Spitz, quien fuera un psicoanalista interesado en la importancia del primer año de vida, fallecido en los 70, un estudio en el que se observaba a niños hospitalizados y con índice de mortalidad alto.

“A pesar de los cuidados de calidad que recibían en Estados Unidos, los pequeños fallecían, hasta que descubrió a una enfermera que cuando ya se había hecho todo lo posible con un niño se lo daban para que lo abrazara y al hacerlo, generó una disminución de mortalidad. Esto lo que aporta de dicha experiencia de investigación documentada”.

Menciona que además de la importancia de la atención, un niño desarrolla la confianza básica con el contacto físico, he ahí la prioridad que esto sea un factor fundamental en la relación humana.

Celeste Caldera Sánchez y María Irene Murguía García. (cortesía)

En los primeros años de vida

Comparte que se puede observar que los niños conservan ese don especial de la caricia, pero desgraciadamente los adultos que crecieron en una infancia donde fue negado el contacto o el afecto o han sido lastimados, y que están criando nuevas generaciones, ese don natural del afecto en ocasiones se convierte en miedo, desconfianza y a veces puede causar situaciones de angustia para ellos.

María Irene refiere que es importante que los niños, adolescentes y jóvenes sepan que el contacto físico no es amenaza ni maltrato. ¿Cómo va ayudarles con el aprendizaje? la caricia que tiene que ver con la presencia, con la voz y el contacto físico es de solidaridad, de apoyo clínico, el cerebro está haciendo conexiones para que la persona se concentre.

“La caricia tiene que ver con una relación de cariño, de fraternidad y cuando van creciendo de esa manera, llegan a la adolescencia en donde los chicos son muy sensibles a la calidad del abrazo. Es posible que aunque se hayan vivido experiencias de rechazo, de abuso, maltrato, el ser humano tiene la posibilidad de transformarse y la experiencia del abrazo tiene gran importancia, siempre y cuando se dé con cariño”.

Al llegar a la adolescencia

En la adolescencia se vive el duelo de que quiero ser autónomo pero también necesito un abrazo, por lo que hay que acompañar a los jóvenes en ese proceso.

“Los seres humanos somos sociales por naturaleza y el contacto es el primer acercamiento con otros, lo que tenemos es nuestro cuerpo y sensaciones, el poder desarrollarlas en la infancia los convertirá en adultos con un mundo intrapersonal maduro, con alta autoestima, haciéndole frente con un entorno afectivo sano y ayudará a enfrentar mejor las situaciones”, dijo Celeste Caldera.

Recalca que los abrazos son un antídoto ante la soledad y que en la actualidad se vive ante una pandemia en donde estamos conectados a los teléfonos o realidad virtual, pero desconectados del mundo y nuestro entorno, por lo que el contacto físico es lo que nos mantiene en bienestar y hay que propiciarlo lo más que se posible.

“Es importante evitar aislarse y es necesario buscar el acercamiento de personas de nuestra confianza”, concluyó Celeste Caldera Sánchez.

Por otra parte, María Irene afirma que actualmente existen abrazo terapias, “sin embargo éste es algo natural, una caricia que se puede ir descubriendo y conociendo y experimentando con un encuentro de valores de lealtad, reciprocidad, colaboración, de apoyo, contención y empatía”.

Es la relación que se da con el otro y va a beneficiar en sus aprendizajes, en su ritmo de vida, en su capacidad de concentración, en su autoestima, en la seguridad que puedan experimentar para seguir haciendo cosas nuevas, es un factor fundamental importante.

“Hemos avanzado en la comunicación, pero ha disminuido la calidad humana, los chicos están más abstraídos en otras cosas, lo que deja de lado el contacto con los seres queridos, un abrazo siempre será un apoyo necesario”, concluye.

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