Esta época del año hace que la temperatura baje y el ambiente esté más frío. En este tiempo, puede ser que la piel se sienta más seca, por lo que la hidratación y cuidado de la misma debe ser diferente a cuando se está en épocas con climas más calurosos, especialmente con los niños, pues son más susceptibles a estos cambios.
La Secretaría de Salud menciona que durante el invierno, la falta de cuidados de la piel puede ocasionar daños, que van desde resequedad y comezón, hasta la muerte del tejido (necrosis) de alguna zona del cuerpo, como las orejas (pabellones auriculares), la nariz o la punta de los dedos.
Esta institución indica que la piel tiende a tornarse quebradiza, presentar comezón y crear grietas que son la vía de entrada de bacterias y virus que pueden ocasionar infecciones leves. Para prevenirlo, todo el cuerpo debe ser humectado a diario. Sin embargo, es necesario intensificar los cuidados en las partes más expuestas al ambiente, como las manos y la cara.
¿Cuáles son los cuidados necesarios?
En el caso de las manos, al estar constantemente expuestas al agua y jabón para lavarse las manos al ir al baño, antes y después de comer, menciona la Secretaría de Salud que es importante se les dé una capa de crema humectante.
Al hablar del aseo corporal, el baño debe ser diario y rápido con agua tibia, ya que el agua caliente por un tiempo prolongado elimina la capa de grasa de la piel y se reseca más. Una vez terminado, secar el exceso de agua y con la piel aún húmeda aplicarse crema humectante.
Durante el invierno los rayos del sol también dañan la piel, por lo que se debe utilizar protector solar en cara, manos y pabellones auriculares. En caso de identificar enrojecimiento, obscurecimiento o entumecimiento de la piel, es importante que se acuda a un Centro de Salud para ser valorado y brindar tratamiento oportuno.
Cabe recalcar que es esencial que estas épocas se fortalezcan las medidas preventivas para evitar enfermedades: cubrir boca y nariz al estornudar o toser; evitar los cambios bruscos de temperatura, así como aumentar el consumo de líquidos y de alimentos ricos en vitaminas A y C, como verduras de hoja verde, lima, mandarina, naranja y guayaba.