Acostumbrar a realizar una rutina de noche que prepare a los menores a dormir adecuadamente, es crucial para la prevención de problemas de salud, tanto a nivel físico como mental. Esta higiene de sueño se enfatiza en la adolescencia, pues es una etapa con grandes cambios en los que el descanso es necesario y marca los siguientes años.
La médico pediatra con maestría en Neurodesarrollo, Rosa Isela de la Cruz Granadas, comenta que el sueño es un estado biológico que se da de forma cíclica, con la característica de que se deja de tener interacción con el entorno en esos momentos y es reversible, siendo un elemento esencial en la adolescencia en aspectos como la conducta, rendimiento escolar y el crecimiento.
“Las alteraciones son muy comunes en esta etapa, las cuales pueden afectar al propio adolescente y a todo su entorno familiar” declara la especialista. Señala que los más comunes en esta etapa son las siguientes:
- Insomnio, la dificultad de conciliar el sueño.
- Hipersomnias, casos en los que las personas sienten la necesidad de dormir más de lo normal, también llamada narcolepsia.
- Parasomnias, término que se refiere a las personas que tienen sonambulismo o pesadillas que no pueden contenerlas.
De la Cruz Granadas también señala que trastornos fisiológicos pueden generar problemas a la hora de dormir, de tipo respiratorios o neurológicos. El no tratar a tiempo cualquier alteración del sueño puede tener consecuencias negativas para los jóvenes, como alteraciones de la conducta y tendencia a la depresión cuando es crónico, al igual que dificultades en el rendimiento escolar e incluso impactar en aumento de peso.
Sugiere Rosa Isela a los padres de familia, hablar directamente sobre estas dificultades y las consecuencias que acarrea el no contar con una higiene del sueño adecuada. “Hay que mostrarles las actitudes positivas que tiene el dormir y la influencia que esta actividad tiene en su vida”, comenta.
Control de estímulos
Un aspecto importante que ayuda a mejorar la calidad del sueño es el control de estímulos. Recomienda que se eduque a los jóvenes a que su dormitorio es solamente un espacio para descansar, y que en él no debe hacerse otra actividad que no sea dormir, de modo que asocie el cerebro rápidamente esta zona como un espacio para el sueño.
Ver televisión, usar la computadora o el celular, leer o comer no debe hacerse en la habitación, pues estas actividades mantienen el cerebro activo. Es valioso alejar el smartphone de la cama para no usarlo acostado.
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En el caso de ser por problemas fisiológicos es necesario atenderlos con un especialista para que puedan solucionar y mejorar la calidad de vida de los adolescentes y sus familias.
“La educación es lo más importante de todo. El establecimiento de un horario por parte de los padres es un buen factor protector que contrarresta los riesgos de los problemas de sueño que se presentan en la adolescencia y que favorecen efectos negativos durante el día”, señala de la Cruz Granadas.
La pediatra afirma que en los adolescentes las horas de sueño recomendadas varían según las edades: a los 13 años deben dormir cerca de nueve horas, y a partir de los 16, deben hacerlo nueve horas diariamente.