El 11 de febrero se celebra el Día de la Mujer y la Niña en la Ciencia implementado por la Asamblea General de las Naciones Unidas, fecha creada con el objetivo de lograr el acceso y la participación plena y equitativa en la ciencia para las mujeres y las niñas, además de lograr la igualdad de género y su empoderamiento.
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Para conmemorar el Día de la Mujer y la Niña en la Ciencia, MILENIO platicó con cuatro niñas y jóvenes laguneras que desde pequeñas mostraron fascinación por la ciencia. Les gusta experimentar e investigar, su curiosidad por conocer va más allá del aula porque para ellas no solamente es una vía para obtener aprendizaje, sino que consideran a la ciencia una forma de vida en la cual quieren seguir desarrollándose.
Diversión científica
Paola Arleth Chairez Chavarría tiene 9 años y cursa cuarto año de primaria, pero desde tercer grado su interés por la ciencia la llevó a ser parte de Expociencias, evento que se celebró en la ciudad de Monterrey y en el cual logró un reconocimiento que la cautivó para seguir aprendiendo en esta área.
Participó por primera vez con el proyecto de plástico biodegradable con cáscara de melón. La experiencia le mostró que existen diferentes formas de ayudar a nuestro medio ambiente ya que, además, el melón es una fruta común en nuestra región.
"Me gusta mucho la ciencia porque podemos experimentar con todo y además es divertida". Este primer acercamiento la cautivó y gracias a ello pidió a sus padres formar parte de un taller de ciencias para conocer más sobre el tema, desafortunadamente se tuvo que pausar ante la pandemia.
Recalca que antes veía a muchos niños realizar trabajos científicos, “era algo que me llamaba la atención y cuando mi mamá me dijo que si quería participar en Expociencias le dije que sí, pues quería encontrar otra forma para hacer cosas con la ciencia, ya que es divertida y podemos experimentar, me gustaría ser parte de otros proyectos".
Descubrir el mundo
Ana Paula López Delgado con 13 años de edad estudia segundo de secundaria y ya manifiesta su interés por estudiar profesionalmente Bioquímica, Medicina Biológica y Nanotecnología.
Desde los 10 años comenzó a participar en ferias de ciencia, pero desde más pequeña su interés por esta área era notorio, así que no dudó en ser parte del equipo de la escuela en la que entonces estaba que era el Instituto Británico para crear proyectos científicos.
Su interés la llevó a asistir también a pláticas, eventos y foros tanto en La Laguna como en Durango, Saltillo o Michoacán.
Actualmente estudia en el Instituto Domus y su interés sigue creciendo, ya que para Ana Paula el conocimiento que le han dejado dichas experiencias le permiten descubrir cada vez un aspecto nuevo, así como una perspectiva diferente de ver el mundo.
"A mí ve vuela la cabeza, se me hace muy increíble de poder estudiar todo a profundidad, el saber y conocer de las cosas que te rodean y que te forman como persona me gusta. Por lo que quiero llevarlo hasta mi carrera profesional".
Recalca que, para ella trabajar en proyectos científicos es estar dentro de un ambiente natural de aprendizaje, saber y conocimiento que le permite construir su persona y su saber, lo cual la hace sentirse muy feliz y agradecida.
Finalmente, comenta que si las niñas se sienten felices y cómodas haciendo ciencia, ya sea construyendo un robot o diseñando una molécula o una célula, deben hacerlo, "es muy padre conocer todos los temas relacionados con la ciencia. Todo lo que se lleven en el camino las llevará a algo mucho mejor y acabará sirviéndoles mucho".
Contribuir a la comunidad
Edith Esmeralda Medina García tiene 18 años y estudia Ingeniería Mecánica en el Tecnológico de La Laguna, ella desde secundaria se interesó en el área de la ciencia y al ingresar a preparatoria formó parte del Club de Robótica en el que comenzó aprender más sobre esta área y sobre tecnología.
"Aprendí cómo era un difusor de la ciencia y fue el momento en que gracias a ellos me incrementó la inspiración y es algo que me encanta".
Esmeralda actualmente trabaja como mentora en un equipo de robótica y labora en un dispositivo que permite el aprendizaje del sistema Braille, tanto para personas con discapacidad visual así como quienes quieran aprenderlo para fomentar la inclusión.
Su principal motivación para continuar en la ciencia es el saber que está contribuyendo a inspirar a niñas y niños a seguir sus sueños, a motivarse y lograr que quieran generar un impacto positivo en su comunidad.
"Ahora estamos en un momento en el que las niñas están un poco más involucradas en lo que son las STEAM y es algo que me emociona y motiva a seguir trabajando, ya que es muy importante pues el comenzar a reconocer a mujeres que están involucradas de alguna manera en ciencia y tecnología ha inspirado a muchas niñas a perseguir sus sueños".
Al concluir su carrera espera seguir contribuyendo de manera positiva a la comunidad. Actualmente trabaja en el proyecto Inclúyete que apoya a negocios locales a conocer sobre la comunidad de la lengua de señas mexicanas y el sistema braille, con el objetivo de que cuenten con menú en braille, con personal capacitado en lenguas de señas y se brinde atención al cliente.
Fomentar la inclusión
Andrea González Martínez tiene 20 años y estudia Diseño Industrial en La Salle Laguna. Desde los 15 años se involucró en ferias de ciencias y fue gracias a su deseo de generar un cambio, que comenzó a desarrollar proyectos con la finalidad de ayudar a más personas.
Actualmente trabaja con niños con autismo, "deseo generar un cambio en la sociedad, inclusión e información, haciéndoles saber que no se debe de marcar una diferencia, saber cómo tratar a una persona con autismo si presenta alguna crisis, conocer qué está pasando y cómo poder ayudarlos".
Andrea se involucra con niñas y niños con autismos gracias a su labor como maestra de robótica, compartiendo su experiencia buscando que las y los niños comiencen a sentir interés por la ciencia y robótica.
Ahora trabaja con los niños para participar en un concurso para crear desde la computadora una prótesis por medio de un programa de lego, reitera que es importante que los niños aprendan cómo es una prótesis y cómo funciona.
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Su trabajo en diferentes voluntariados, como el apoyo a niños de la Sierra de Durango y el ser parte de la primera escuela de robótica en México para niños con autismo la llevó a obtener el premio a la Juventud Coahuila 2020. "Con mi carrera espero aplicarla para algún día crear juguetes o cosas que apoyen tratamientos para personas especiales".