Una de las habilidades más importantes a aprender en la vida es la de la resiliencia, pues habrá momentos en los que no se darán las situaciones o los objetivos que se lleguen a plantear, pero a pesar de la tristeza, enojo, frustración y demás emociones que se crucen en los momentos difíciles, se tendrá que seguir adelante. Por ello, el incentivar a los chicos a desarrollar esta capacidad es crucial para salir adelante ante cualquier circunstancia.
La maestra Cecilia Ibarra Compian, psicoterapeuta breve con diplomado en adolescentes, señala que resiliencia se refiere a la capacidad de afrontar situaciones difíciles y salir adelante de ellas, por lo que se trata de ser capaz de procesar las emociones que provocan los eventos complicados, como depresión tristeza ansiedad ira enojo sufrimiento.
“La resiliencia no significa tolerar y aguantar una situación difícil en soledad y afrontarla aunque nos duela, es precisamente todo lo contrario: es poder buscar el apoyo de otras personas para afrontar las dificultades”, declara, pues comenta que hay personas que implican en esta palabra un significado de salir en soledad de esa adversidad, cosa que no es posible.
Indica que en el caso de los niños y adolescentes la resiliencia se va construyendo desde la primera infancia. Igualmente, comenta que un paso fundamental para enseñarles esta habilidad a los adolescentes, es darles pequeñas dificultades cada día para que puedan afrontarlos y salir victoriosos.
“De esta forma les vamos permitiendo desarrollar confianza y los estamos preparando para el momento en que lleguen conflictos más grandes se sientan con el poder interior para poder superarlos”.
Ibarra Compian enfatiza que esta práctica se trata de irles dando pequeñas pruebas simples y sencillas de superar, para que al momento en que llegue una situación más difícil, los jóvenes se sientan capaces de salir adelante y en cada prueba ya hayan desarrollado herramientas para los conflictos.
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Concluye señalando que, en el caso de la adolescencia, aunque algunos padres pueden percibir sus problemas como pequeños, siguen siendo muy jóvenes para lidiar con algunos de ellos, por eso indica que es importante que, cuando un hijo adolescente se acerque a pedirles ayuda, sean abiertos y tolerantes para escuchar la situación y darles una solución útil y lógica sin castigarlos o regañarlos.
“Ellos ya intentaron con sus propios recursos resolverlo y si no lo han logrado es porque aún necesitan de nosotros y no tienen nada de malo, solo es cuestión de guiarle para que pueda tomar las mejores decisiones para sus vidas, señalando además que ellos serán responsables de las consecuencias que esta resolución conlleve, pues a pesar del resultado, tendrán que seguir adelante, sintiendo lo que deban sentir y siguiendo adelante”.