En la comunidad LGBTTTIQA+ se tiene el dicho de que la primera persona con la que se sinceran acerca de su orientación sexual es con ellos mismos. Esto se debe a que, de principio, al ser educados para las relaciones heteronormativas, el hecho de encontrarse fuera de la norma es difícil y se vive un proceso que es tanatológico.
Susana Dingler Gutiérrez, tanatóloga desde hace 20 años, explica que, etimológicamente, la palabra tanatología viene del griego Tánatos, quien era el Dios de la Muerte y del Sueño Profundo en la mitología griega y logos es la parte científica. Anteriormente esta ciencia se usaba solo en el área médica con los pacientes terminales.
Sin embargo, la especialista de Tanatología Casa del Alma, declara que la tanatología no trata solo la pérdida por muerte, sino que también se atienden los duelos que ocasionan una pérdida de salud o una pérdida de expectativas de vida que se tienen hacia otras personas. “La tanatología busca el bienestar del ser humano a pesar de lo que está viviendo y está en los momentos más vulnerables del ser humano, como pasa por crisis, pérdidas o duelos”.
“La tanatología en sí es una disciplina científica que se encarga de encontrar el sentido al proceso de una pérdida, sus ritos y significados”. Declara que, conforme pasa la vida, el ser humano tiene pérdidas físicas, emocionales y espirituales. Sin embargo, cada vez más jóvenes y sus familiares están pasando por un proceso tanatológico significativo: el reconocer y aceptar la orientación sexual en la comunidad Lésbico, Gay, Bisexual, Travesti, Transgénero, Transexual, Intersexual, Queer, Asexual, más (LGBTTTIQA+).
El poderse descubrir, ver las expectativas de las familias y descubrir que no se cumplen, según palabras de Dingler Gutiérrez, “es de los procesos más difíciles actualmente con los jóvenes”. Reconocerse y buscar la manera de comunicarlo con la familia, que en muchas ocasiones son los últimos en enterarse de la sexualidad.
Y después de que los padres se dan cuenta o ellos mismos lo declaren, hay generación de culpa hacia los padres, porque creen que, si actualmente el adolescente tiene esa orientación, se debió a una conducta de los padres, cuando la realidad es que no es así.
Confiesa que es de los problemas que más ha tratado con los jóvenes y que, a decir verdad, se trata poco. “No nos acostumbramos a aceptar esta diversidad.” Cuando se revela la orientación sexual del hijo, los padres se enojan y ellos acuden con Susana ya que ellos creen que este cambio en su orientación sexual se debe a una respuesta a algún duelo o muerte que esté enfrentando.
“Y cuando empiezas a platicar, pues no. En el joven, la aceptación de la muerte está más clara… Y es cuando te das cuenta de que su duelo es que no puede, no sabe cómo expresar a sus seres más cercanos que no cumple con las expectativas de ellos y que es parte de la diversidad.”
Declara que este proceso de es de los más significativos entre los jóvenes, ya que desde todos los grupos sociales se culpa a la persona de la diversidad y se le recrimina por ser quien es. “Hay personas que tienen al novio o la novia para cumplir, pero ellos son los que llevan el duelo más intenso”. Confiesa que es por ello que estos duelos silenciosos los van mermando día a día.
Recomienda Susana Dingler que es necesario que los padres de familia acepten que, si bien los jóvenes llegan al mundo gracias a los padres, son ellos los que trazan su camino en la vida. Los tanatólogos acostumbran que, si el miembro perteneciente a la comunidad LGBT+ es aceptado, reunir a la familia, aceptarse como familia y reintegrarse a la sociedad definida la orientación.
Para finalizar, Susana confiesa que esta pérdida es de las más ocultas en la sociedad. “Si bien son difíciles de que salgan, y cuando salen siguen ocasionando daño, a través del tiempo es la aceptación a medias”. Considera que la parte religiosa ha afectado mucho a la reintegración de familiares dentro de la comunidad LGBT+, por lo que es necesario tocar este tema del duelo.
“Es como una mandarina que hay que desgajar y sacar uno a uno para trabajar con este duelo y que este no sea conducto de depresiones que llegan a suceder más a los que reciben la información que al que hable de su sexualidad. Muchas veces es más difícil para la familia que para el que lo dice”.