Egresados del Tec de Monterrey deciden continuar con Operación Pollo para entregar cenas en Noche Buena

Isabella decidió seguir en este proyecto social y junto con otros compañeros, institucionalizaron Operación Pollo con el propósito de dejar en claro la misión y visión.

Operación Pollo fue retomado después de su suspensión. (cortesía)
Karla Rodríguez
Torreón, Coahuila /

Operación Pollo, un proyecto social que busca brindar alimento por una noche a miles de familias y que pudo dejar de existir tras la muerte de su creadora, fue retomada por una egresada del Tecnológico de Monterrey en La Laguna.

Isabella Rebollo, egresada del Tec de Monterrey, formó parte del emprendimiento Operación Pollo, creado por una de sus profesoras de preparatoria. Con la muerte de su maestra, Isabella decidió que el proyecto debía continuar.

El modus operandi de Operación Pollo, según un comunicado del Tec de Monterrey campus Laguna, consiste en que cada noviembre inician las labores para hacer posible la entrega de miles de cenas. Esto gracias a voluntarios, repartidores y patrocinadores que hacen realidad la meta en una jornada que se extiende por horas cada 24 de diciembre, día de la Noche Buena.

Actualmente, también Luis Alonso y el estudiante Tec de Monterrey campus Laguna, Armando Merodio, hacen posible Operación Pollo, un proyecto hecho por laguneros, para laguneros y gracias a laguneros. Isabella decidió seguir en este proyecto social y junto con otros compañeros, institucionalizaron Operación Pollo con el propósito de dejar en claro la misión y visión.

Como resultado, dejó una personalidad específica en el proyecto cuya misión es “fomentar la calidad y el amor al prójimo llevando a las personas más necesitadas una cena navideña” y su visión es la creación una comunidad solidaria caritativa y empática en las fiestas de Navidad en toda la República Mexicana.

A lo largo de su existencia, Operación Pollo se ha enfrentado a diferentes desafíos, entre ellos la organización. Sin embargo, el equipo de voluntarios, repartidores, donadores y patrocinadores hacen posible la entrega de las cenas, las cuales consisten en pan, pollo, arroz y chiles curtidos.

“La comunidad nos ayuda en tareas esenciales como pasar la voz, las donaciones, el armado de las cenas, las reparticiones, etcétera. La comunidad, su apoyo y fe son el corazón del proyecto en sí”, dijo Luis Alonso. Por su parte, Rebollo asegura que las historias hacen que todo valga la pena, pero ver el agradecimiento de todas las personas que reciben una cena es muy valioso.

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