Los adolescentes cada vez se sienten más llamados al emprendimiento. Según el Instituto Nacional del Emprendedor (INADEM) del año pasado, en México cada mes abren 35 mil negocios a nivel nacional. De estos, 3 de cada 10 emprendedores arrancaron su propio negocio por necesidad, mientras que el resto lo hizo para buscar una mejor oportunidad o crecimiento.
Siendo las pequeñas y medianas empresas de los principales motores de la economía nacional, se ha visto la necesidad de incentivar a los adolescentes y jóvenes el emprender. Juan Diego Hinojosa Sandoval, director del Instituto del Emprendimiento del Tec de Monterrey Campus Laguna, señala que hay que comprender entonces lo que es el emprendimiento.
Para él y la institución, emprender es la acción de iniciar algo. Pese a que regularmente se le relaciona con el crear un negocio, no necesariamente significa eso. “Al final es un tema de cómo puedes tú detectar alguna oportunidad y hacer algo al respecto”, menciona. Así que viéndolo desde esa perspectiva más abstracta, es muy necesario que, desde pequeños, se le inculque al menor a detectar una problemática y, desde su posición, hacer algo al respecto.
Para incentivar a la acción de emprender, la institución define competencias importantes que un emprendedor debe tener. Algunas de ellas son la tolerancia al fracaso, liderazgo, creatividad, etcétera. Teniendo claro el perfil de emprendedor, es lo que Juan Diego junto con su equipo empieza a desarrollar desde esas edades.
Si por ejemplo, se busca desarrollar en los adolescentes el liderazgo, se impulsan cursos, talleres y dinámicas que busquen ayudar a los menores a desarrollar esa habilidad. Igualmente se hace lo mismo para otras habilidades que se considera debe tener el emprendedor para que, dependiendo de lo que busca hacer el adolescente, con las herramientas que cuenta, hacer un cambio.
Uno de los valores que considera que un emprendedor debe tener y por ende es necesario desarrollar en el adolescente que desea entrar al emprendimiento es la creatividad. Ya que no se busca que el menor haga un negocio, sino que busque una solución a un problema latente, la respuesta puede ser tan creativa como el adolescente lo decida.
Para ello, la institución genera retos que ayuden a desarrollarla. La actividad consiste en proporcionarle a los menores problemáticas de acuerdo a su edad y vivencias, como problemáticas vinculadas al medio ambiente, educativas, entre otras y que de manera creativa desarrollen algo que pueda ayudar a mitigar el problema, ya sea un producto o servicio.
Igualmente la perseverancia la considera como uno de los valores primordiales de un emprendedor, ya que este aspecto tiene a consideración que las cosas no se van a dar a la primera, así que enseña al menor a que siga trabajando y luchando porque su idea se concrete para ayudar a la problemática que este ve necesario solucionar.
A los adolescentes que buscan emprender, Hinojosa comenta que no están solos, ya que hay personas e instituciones como en la que él labora están para ayudarlos a empezar en aquello que piensan realizar. También aconseja que se enamoren, más que del proyecto, del problema que quieren solucionar.
Les sugiere que abran bien los ojos para conocer la problemática que les gustaría resolver y, explorando ese aspecto, se vuelve más fácil saber en lo que se busca emprender. Igualmente invita a adolescentes, jóvenes y familias al Instituto del Emprendimiento para ayudarles a generar ese cambio que buscan dar a la sociedad.