Escuchar y visualizar las emociones de niños y jóvenes

Buscar un cambio de la estructura educativa y generar una formación de maestros para la atención de problemas emocionales a largo plazo.

La realidad emocional se puede desatar hasta de la circunstancia más mínima en un niño, ya que están en vías de desarrollo. (Cortesía PxHere)
Claudia Luévano
Torreón, Coahuila /

"Somos una sociedad de sordos", así describe Leopoldo Camacho Sustaita, maestro de la licenciatura en Psicología Educativa quien luego de dos semanas de la violencia suscitada en el Colegio Cervantes recalca que es importante escuchar y visualizar las emociones de niños y jóvenes.

Es urgente, recalca, que existan maestros formados para detectar, atender, escuchar y darles seguimiento a niños y jóvenes con problemas emocionales. "Esta situación que se presentó nos dejó una lección, es necesario tratar de precisar los problemas y resolverla y no, como dice un sociólogo francés que al tratar de pretender resolver una emergencia lo que hacemos es acrecentar el problema".

Según define la situación, hay tres factores decisivos en este proceso, uno de ellos es que se vive en una sociedad cada vez más compleja y dentro de esa complejidad está el problema de la versión de lo real, "resulta muy complicado para un niño o adolescente ubicarse en la realidad que es cada día más compleja".

Leopoldo Camacho Sustaita, maestro de la licenciatura en Psicología Educativa. (Claudia Luévano)

El segundo factor que habría que considerar son los cambios estructurales que ha venido viviendo la familia. "Las formas familiares que tenemos son tan diversas que luego se olvida que hay niños en esa diversidad de familia".

Y el tercer factor es que estamos en una educación cada vez más burocratizada, en donde los maestros están saturados de los informes que tienen que reportar, "de repente encuentras maestros que no saben resolver situaciones, ya que, o atienden el grupo o atienden requerimientos que las distintas instancias están pidiendo y esto remite a una educación cada día más distanciada que no les permite escuchar o visualizar".

Explica que con esos tres factores nos remite a un problema: tenemos un proceso de conflicto de emociones diversas en todas las edades y en el caso específico de los alumnos no hay maestros formados para detectar, atender y darle seguimiento a niños y jóvenes con problemas emocionales.

Es necesario realizar acciones a mediano y largo plazo. "Urge una adecuación curricular e innovaciones en la propia estructura de la escuela, así como la formación docente preparados para detectar y visualizar esos pequeños detalles".

Explica que la realidad emocional se puede desatar hasta de la circunstancia más mínima en un niño o adolescente, ya que están en vías de desarrollo. "No los queramos ver como adultos, ellos van caminando hacia allá y necesitan que la sociedad tenga mecanismos para orientarlos."

Finalmente manifiesta que hay instancias que deberían estar trabajando en ese proceso y una de ellas es la escuela. "Me preocupa que no escuchemos, los niños han lanzado alarmas pero no hay respuesta clara de nuestra parte. Desde mi punto de vista deben hacer cambios en toda la estructura educativa, desde curriculares y formación de los maestros, para poder atender estos problemas".

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