Con el fin de celebrar el Día de Muertos en compañía de toda la comunidad estudiantil, la Escuela Carlos Pereyra organizó una celebración eucarística y exposición de trabajos para recordar a los fieles difuntos y disfrutar de las tradiciones en familia, teniendo en exposición un altar de muertos dedicado a un maestro.
María Concepción Fernández Martínez, directora general de Formación Integral de la institución, comparte que, pese a que este evento es tradicional de la escuela, se tenía la costumbre de hacer un altar de muertos por sección, pero desde el año pasado, toda la comunidad educativa se unió para hacer un altar principal, el cual tiene dimensiones de seis metros y medio por 4 metros y 40 centímetros.
"Este año se lo dedicamos a un maestro muy querido, Armando Limón, quien acaba de fallecer hace un mes, por lo que este altar representa para nosotros no solo una celebración con muchos colores y simbolismos, sino que también engloba la religiosidad y la esperanza de una nueva vida", declara Fernández Martínez.
Los pequeños de preescolar aportaron para esta celebración calaveritas decoradas con sus personajes favoritos, además de contar con un "cementerio" hecho por los alumnos de bachillerato. El área de Ingenierías hizo unas catrinas tamaño real para la exposición, pan de muerto hecho por los niños y un pequeño homenaje para las víctimas de violencia en el país.
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"Para nosotros, lo más importante es la formación integral, que se va trabajando de manera simultánea y con la misma importancia la dimensión espiritual-religiosa, la socioemocional y la cognitiva. El Día de Muertos es un símbolo de paz y agradecimiento a todas aquellas personas que han pasado a lo largo de nuestra vida y que nos van haciendo quiénes somos".