La evidencia científica ha demostrado que durante la primera infancia, se sientan las bases para el desarrollo motriz, social, emocional, cognitivo y del lenguaje.
El Sistema de Protección Integral de los Derechos de las Niñas, Niños y Adolescentes (SIPINNA) deja claro que de los 9 a los 5 años, el apego es esencial para contribuir a la solidez de los aprendizajes socio-emocionales que las niñas y niños van a adquirir desde la primera infancia y que perdurarán hasta su edad adulta.
El concepto encierra los primeros vínculos que establecen una niña o niño desde el nacimiento con su madre, padre o cuidadores. Es la base para todas las relaciones afectivas que se establecerán durante el resto de su vida.
El apego es una necesidad biológica, igual de básica como el comer, dormir. Todas y todos los seres humanos necesitamos sentirnos vinculados a otras personas para desarrollar sentimientos y emociones relacionadas con el afecto, el cuidado, la protección, el amor.
Durante su desarrollo, el apego brinda a niñas y niños seguridad, confianza, refuerza su autoestima, promueve su autonomía progresiva y efectividad para enfrentar el mundo. Es decir, el apego se convierte en ese espacio seguro y reconfortante para crecimiento de todas las niñas y los niños.
Otro aspecto fundamental también es la calidad del apego, es decir, si éste se brinda desde una perspectiva de derechos y a través de un cuidado cariñoso y sensible por parte de las personas adultas, entonces nos referimos a un vínculo seguro y sólido.
Sipinnna señala que el pego seguro se forma cuando la madre, el padre o persona cuidadora está totalmente atento a las necesidades básicas y de afecto de la niña o niño.