La solidaridad y empatía son valores que se pueden desarrollar en los niños y jóvenes al incluirlos en actividades de apoyo para comunidades vulnerables, con el interés de que se involucren en acciones que generen impactos positivos hacia la sociedad.
El Sistema Nacional de Protección de Niñas, Niños y Adolescentes comparte que propiciar la la participación infantil es una tarea que tiene un gran poder transformador. Con más del 80 % del aprendizaje de un niño obtenido fuera del salón de clases, el rol de la comunidad en su desarrollo y educación es de vital importancia.
Martha Angélica Frayre Frausto, encargada del área de participación social en el Instituto Sanford Torreón, explica que la sociedad demanda cada vez más que las personas nos involucremos en las actividades y necesidades de quienes están a nuestro alrededor.
"No solo buscamos el conocimiento académico, buscamos poner en práctica los valores a través del involucramiento en actividades sociales desde niños de preescolar hasta secundaria. El entorno social influye de manera importante en los pequeños porque todos los cambios que se presentan en el entorno para nosotros son encausados en retos, tratamos de llegar a los niños y adolescentes al involucrarlos en los cambios que presenta nuestro entorno colaborando con actividades altruistas haciendo donaciones, promoviendo algunas ideas, implementando proyectos"
Manifiesta que también se trabaja desde una sustentabilidad más eficiente del medio ambiente como la reforestación y el cuidado de los árboles. Además se participa apoyando a instituciones de escasos recursos que requieren útiles escolares para los alumnos, así como en colaborar con otras actividades.
"Tanto los alumnos como la sociedad se unen. Recientemente se donó a diferentes instituciones útiles y se realizó la quinta entrega en un Centro de Atención Múltiple (CAM), la sociedad nos demanda compromiso a hacer algo que a través de lo cual se pueda involucrar a los alumnos para generar un impacto con consecuencia positiva, esto como respuesta a nuestro entorno social", señaló.
- Te recomendamos Aburrimiento, más que un problema, una oportunidad para los niños Aula
Recalca que los chicos se comprometen y responden, "en la más reciente entrega de material didáctico, una de las niñas mencionaba que le dolía el corazón por dentro al ver su entorno. La parte de trabajar los valores no solo de palabra, sino en acciones es lo que nos lleva a generar estas emociones. Hay que ser congruente y practicar los valores, la respuesta positiva es la necesidad de hacer algo y no quedarse en las palabras".
Frayre Frausto dice que actualmente muchos de los niños y adolescentes se interesan en ser partícipes de estas acciones, "las nuevas generaciones desean ayudar a otros, pero como docentes se les debe encausar, sobre todo a los más pequeños para que demuestren y conozcan su capacidad de ayudar a otros. Los niños se solidarizan, vemos a los pequeños que llegan con sus tapas de refresco con la deseo que juntar muchas, y con ello un niño, o varios reciban su tratamiento oncológico. El valor de empatía está en ellos, hay que hacerlo crecer".
Finalmente considera que, los modelos educativos deben apostarle un poco más a la actividad socioemocional, "a promover no solo el desarrollo cognitivo, sino también enfocarnos en el desarrollo emocional y social. Actualmente el entorno social tiene muchos desafíos, debemos aceptar el reto de participar y poner manos a la obra, y acompañar a los niños en todos los procesos que demandan compromiso y, contribuir a tener una mejor sociedad".