Para algunos padres tocar el tema de la sexualidad en edades infantiles y adolescentes es complicado, pues consideran que se incita a que busquen experimentar en ese aspecto de la vida. No obstante, el informar correctamente a niños y adolescentes es crucial para prevenir problemas como la exposición a material gráfico, por lo que educar sobre el tema es una forma de cuidarlos.
Cecilia González Garay, máster en Educación Sexual y especialista en Sexología Clínica, comenta que no solamente se debe hablar de sexualidad con ellos, sino que hacerlo de manera educativa es esencial para el cuidado de los menores, por lo que la investigación de los padres de familia es fundamental para este tipo de temas, pues con ello se sigue la conversación mientras se verifican datos y se proporcionan las respuestas adecuadas.
Por su parte, Maribel Borrego Benavides, psicóloga infantil y adolescente con especialidad en Abuso y Maltrato Sexual Infantil y Adolescente, señala que conversar sobre este tema de forma adecuada es importante pues sentirán la libertad de contar a sus cuidadores primarios si algo les incomoda o se sienten en peligro.
Igualmente indica que estas charlas deben iniciar desde temprana edad, usando el nombre correcto de las partes del cuerpo y reconocer las sensaciones que les pueden llegar a incomodar.
Lo ideal, indica González Garay, es educarse con especialistas en el tema y no en internet o con amigos que posiblemente tengan las mismas dudas o que les dejen más confundidos, porque al final, sus crianzas también pueden tener esta fuente de investigación.
“En la medida en que ellos noten que es un tema normal y no algo sucio, pecaminoso o vergonzoso, ellos podrán acercarse a personas indicadas y de confianza sobre temas relacionados con su sexualidad y prevenir situaciones de riesgo”, declara Cecilia.
Borrego Benavides señala que, aunque todo depende del contexto de cada familia, el hecho de que el menor o adolescente se acerque a sus padres o tutores con alguna pregunta, es porque se cuenta con un poco de conocimiento, por lo que preguntar de manera calmada dónde lo escuchó o qué es lo que exactamente quiere saber es importante para brindar información acertada según su duda.
“Es importante no evadir las preguntas, pues este acto da el mensaje a los chicos de que esas cuestiones están mal y se culpan por preguntarlas, lo cual los puede llevar a buscar las respuestas en internet, y no siempre es certera, o con amigos o personas que pueden aprovecharse”, declara.
Cecilia González considera que lo óptimo es responder siempre las preguntas cuando se solicite saberlo, pues de otro modo las infancias buscaran la información por otro medio, sin conocer si la información que adquieren de internet, compañeros de su edad o incluso de mayores sea correcta.
La cotidianeidad siempre cuenta con aspectos al tema, sobre lo que las personas viven, experimentan o ven en la televisión, películas, juegos, escuchan, siendo deber como padres y tutores estar atentos a este tipo de situaciones, porque son la oportunidad de educar.
Impactos a evitar
La conexión que se tiene con el mundo actualmente permite la comunicación, pero en el caso de los menores es esencial la vigilancia, pues pueden encontrarse en situaciones comprometedoras, como lo es la exposición a materiales explícitos.
Cecilia indica que este aspecto en menores de edad es considerado abuso, debido a que los efectos y consecuencias son las mismas, tanto por no tener cuidadores que se responsabilicen de estos, como porque alguien más les someta a ver este tipo de contenidos.
Los efectos pueden ser: mayor probabilidad de iniciar su vida sexual a temprana edad, una confusión sobre lo que es tener relaciones sexuales, hipersexualización de los cuerpos, masturbación compulsiva, realizar acciones de alto riesgo con otras infancias, entre otras consecuencias.
Además se generan expectativas irreales de lo que es un encuentro sexual, relaciones sexuales violentas, agresivas o sin consentimiento, disfunciones en la vida erótica, algunas veces genera adicción y, como cualquier dependencia, cada vez se requiere de mayor estímulo o intensidad para generar los mismos efectos.
Cecilia hace hincapié en que el hecho de que el niño o adolescente manifiesten algunas de estas características no asegura que se esté accediendo a este tipo de contenido o que haya sido víctima de abuso, pueden ser rasgos, y ante la duda, lo mejor es acudir con un especialista en el tema.
Maribel Borrego señala además que el cerebro de un niño o adolescente aún no está preparado para conocer lo que es una relación sexual, por lo que tener contacto con estos materiales es perjudicial pues en la adultez podrán querer imitar sin notar si el cuerpo lo siente correcto o incorrecto.
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¿Cómo prevenir?
“Existen herramientas en donde pueden bloquear ciertos contenidos o que les lleguen notificaciones a los cuidadores cuando las infancias quieran acceder a cierto tipo de contenido, requiriendo la previa autorización de quien esté a su cargo”.
No obstante, señala que lo más óptimo es que no hagan uso de tecnologías cuando no haya adultos de confianza cerca, que los medios electrónicos se usen únicamente en espacios compartidos, además de que cuenten con educación sexual integral constante.
Borrego Benavides añade que, en el caso de que el menor se haya expuesto a este tipo de contenido, es importante que los cuidadores se acerquen a los chicos y estén dispuestos a responder las dudas que tengan ante la situación, indicándoles que no son la realidad y que la información que quieran conocer pueden consultarla con expertos.
Por último, González Garay recuerda que lo que las infancias y adolescencias comparten pueden ser de utilidad para detección de riesgos y/o prevención de abuso sexual o violencias sexuales, entre otros temas.
“No regañen, siempre pregunten: ¿dónde escuchaste esto? ¿Quién te compartió esta información? ¿Qué estaban haciendo? ¿Tú qué piensas de esto? Sobre todo, den la confianza para que puedan preguntar y comentar todas sus inquietudes.”
Maribel también refiere que nadie tiene el control sobre las redes sociales y que limitar el uso por completo a los menores no es factible, por lo que controlar lo que estén viendo es crucial.
“Aunque no todo es malo, son una población muy vulnerable, por lo que debemos cuidarlos y estar atentos de lo que visitan en internet”, concluye.