El acompañamiento a los adolescentes de manera emocional actualmente se ha convertido en una estrategia esencial. No obstante, este trabajo debe ser integral, por lo que muchos profesionistas optan por hablar con los padres sobre temas relacionados a la salud mental de los chicos, lo cual para muchos es un reto, pero es importante que todos los integrantes de la familia sean conscientes para que haya cambios positivos.
“Mi principal línea de trabajo es la Terapia Familiar, entonces lo que sucede es que la primera intervención es en este sistema, en el cual nos impactamos los unos a los otros. Lo de menos es dónde empieza la situación, sino cómo nos impacta a todas las personas integrantes, lo que hace que éste es un trabajo integral”, menciona la doctora Ana Monserrat Burgos de Anda, coordinadora de las maestrías en Terapia Familiar y en Desarrollo Humano de Ibero Torreón.
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Considera que, cuando se habla con padres sobre temas de salud mental referente a sus hijos, la primera reacción es algo de negación hacia la responsabilidad que le corresponde ante la problemática, lo cual incluso considera hasta normal.
“¿Quién quiere darse cuenta de que, de algún modo, está siendo responsable de la situación desagradable o del sufrimiento que está sintiendo su hijo o hija? El reconocer que se es copartícipe del problema de otra persona es doloroso, especialmente de alguien tan cercano, y ese es el primer trabajo”.
Señala Ana Monserrat que todos los integrantes participan en el sistema familiar, por lo que el joven que manifiesta problemas de salud mental se considera que es el síntoma de aspectos que se necesitan mejorar de esta estructura para una relación más armoniosa y sólida entre cada uno.
Aconseja a los padres que puedan tener la oportunidad de llevar un acompañamiento psicológico a nivel familiar que no lo tomen personal, pues la finalidad es reflexionar sobre la parte que le corresponde a cada persona perteneciente al sistema y colaborar.
“No lo tomes como una agresión hacia tu trabajo como papá o mamá, seguramente estás haciendo lo que puedes, pero el tema y segundo consejo que doy es que siempre podemos hacerlo mejor, por lo que se necesita apertura: escuchar otras posibilidades, otros puntos de vista”.
El tercer punto que aborda la experta es escuchar a todos los integrantes, desde los más chicos hasta los más grandes, pues todos tenemos algo que aportar, ya que cada integrante, en su etapa de vida es la persona experta. La validación de lo que siente el otro es esencial para la convivencia sana.
“Les comparto que cuando están con su adolescente y sienten que la están pasando muy mal, les creo, pero me gustaría que tomaran en cuenta que ese chico o chica lo está viviendo al doble o triple de fuerte que ustedes. Tenemos que ayudarlos, somos los adultos y es nuestra responsabilidad en colaborar en su sentir”, concluye.