Maternidades feministas, una lucha por el reconocimiento de su trabajo y por una mejor crianza

A pesar de que hay diversos enfoques y corrientes en esta ideología, Ramírez Muñoz maneja la importancia de separar el ser madre a ser individuo, con lo cual buscan hacer valer sus derechos.

A través de la lucha, se les enseña a los menores a exigir sus derechos. (cortesía)
Karla Rodríguez
Torreón, Coahuila /

El acompañamiento y aprender que las mujeres que gestan también son individuos es uno de los cometidos que tiene Nadja Alicia Milenia Ramírez Muñoz, coordinadora de Tribu Noas desde hace 9 años, el cual es un movimiento que busca visibilizar la maternidad y adueñarse de espacios públicos para el mismo propósito.

Nadja Alicia menciona que, si bien esta fase de la vida de las mujeres, a lo largo de la historia humana, ha sido la que sostiene a la sociedad en el sentido de que con ella se evita la extinción y genera individuos que sostienen los medios de producción, la labor siempre se ha invisibilizada y es considerado un trabajo no remunerado económicamente.

“Al visibilizar la maternidad, ponemos bajo escrutinio las preguntas del por qué hay mujeres criando solas o de forma precaria, las mujeres embarazadas o con hijos abandonadas, por qué no reciben pensión y la razón por la que el estado no garantiza que esta fase no sea una de plenitud y de bienestar, cuando la maternidad en sí misma está sosteniendo todo el sistema”, declara.

Nadja Alicia Milenia Ramírez Muñoz, coordinadora de Tribu Noas. (cortesía)

A pesar de que hay diversos enfoques y corrientes en esta ideología, Ramírez Muñoz maneja la importancia de separar el ser madre a ser individuo, con lo cual buscan hacer valer su derecho a la realización personal y profesional, ocupar espacios de esparcimiento y todo lo que, como personas, requieran para su desarrollo emocional, personal, profesional, etcétera.

“Además de esto, también está el de poder ser mamás de la manera que queramos, y este equilibrio genera una sensación de bienestar, por eso el criar de manera feminista busca que la crianza sea placentera, no una cárcel”.

Considera que el hecho de enseñar a los niños que mamá también es persona es beneficioso para ellos, pues en ocasiones no se percatan de esta cuestión hasta siendo mayores. El hecho de que el menor pueda ver que su progenitora también tiene sueños y pasiones le ayuda a comprender que, al igual que él, es un ser humano y que, no importa lo que elija, puede vivir su vida como quiera.

“Si entiendes desde la infancia que tu madre tiene derecho a trabajar, estudiar y/o momentos de recreación, se genera una mayor sensación de horizontalidad en las relaciones de madre e hijos y en el caso de las hijas, se les prepara para un mundo en el que sabrán que pueden exigir y modificar el mundo a sus derechos y tomar relaciones libremente”.

También señala que en un hogar feminista, los varones aprenden con el ejemplo a ser más responsables y que tengan más margen de maniobra, teniendo más herramientas para renunciar a sus privilegios patriarcales, si es que así lo deciden.

También hace hincapié que la maternidad feminista está de la mano con el cuestionamiento, reacciona y reconstruye para tener una mejor crianza con mucho más consciencia, donde no se deja solo al niño, sino que se genera un vínculo nutricio donde las necesidades de la madre y del infante están cubiertas, de tal forma que mamá es consciente y consistente, haciendo uso de la protesta y visibilidad para que también la sociedad sea consciente de las necesidades de ambos.

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