En la etapa universitaria se viven diversas situaciones que pueden ayudarte a crecer de manera académica, profesional y personal. Sin embargo, la carga que puede haber en esta etapa puede ser bastante para estas mentes que, al momento, siguen en desarrollo, generando así problemas mentales que hacen difíciles sus vivencias en el presente y pueden persistir en el futuro.
Vanessa Macías Gurrola, psicoterapeuta clínica, comenta que, debido a que en la actualidad se vive en una sociedad en competencia, esta exige una mayor preparación y genera más presión y autoexigencia en el joven, provocando fatiga, sentimiento de insuficiencia, dificultad para la concentración y ansiedad, teniendo poco tiempo para el descanso o actividades de recreación.
También indica que la falta de higiene del sueño afecta aporta considerablemente a estos problemas. “Normalmente dejan el estudio para un solo día y constantemente una semana muy pesada de desgaste. Todo esto va a desencadenar problemas de salud y mentales, generando deserción estudiantil, aislamiento y menores oportunidades de empleo”, declara.
En su consulta ha destacado tres problemas más frecuentes en esta etapa: depresión, ansiedad y estrés, razones principales por los que los jóvenes en etapa universitaria ingresan a consulta, aunque estos se pueden generar en cualquier etapa de la vida del ser humano, siendo estas sus principales características:
Depresión: enfermedad caracterizada por tristeza persistente, desinterés en cosas que normalmente eran disfrutables e incapacidad de hacer actividades cotidianas. “Vemos en su discurso que ya no quieren ir a la escuela, no quieren estudiar, no les importan las calificaciones, incluso empieza el aislamiento y poco a poco se desgasta la salud mental”.
Ansiedad: señala que en este trastorno contrasta con la depresión, pues en este se vive en un estado de miedo y preocupación intenso o continuo, en el que se pueden presentar taquicardias, respiración agitada, sudoración y cansancio. “Ahora por la pandemia, la mayoría de los casos que se presentan son por ansiedad social: personas con miedo a exponer, pasar al frente y relacionarse con los demás”.
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Estrés: a pesar de que este es un estado natural del cuerpo que ayuda a movilizar recursos, pero este empieza a ser preocupante cuando genera mucho desgaste, “cuando el cuerpo no tuvo la oportunidad de regenerar sus recursos, se vuelve un problema”. Produce irritabilidad, trastornos del sueño, complicaciones en la digestión y hace que la persona sea propensa a enfermarse, pues baja las defensas.
Para afrontar estos trastornos, Macías Gurrola sugiere, en primer lugar, acudir con un profesional de la salud mental, pues ellos ayudan a que no se normalicen estos síntomas y a ver lo que pasa interna y externamente.
En caso de no poder acudir, es importante que se establezcan prioridades, tener una agenda para la organización, identificar la red de apoyo (familiares o amigos que puedan ayudar), hacer actividades relajantes, cuidar la alimentación y el ejercicio, siendo estas últimas de las más importantes, pues ayudan a descargar presiones y a mantener cuerpo y mente sanos.