La docencia en etapa universitaria puede ser retadora e inquietante, ya que en esta etapa se prepara a jóvenes para adentrarse al mundo laboral y que, con base en lo que aprendan en los salones de clases, saldrán a buscar su lugar en el mundo. Es por ello que resulta pertinente su labor, pues se requiere de paciencia, actualización y empatía para este nivel educativo.
Carlos Alberto Pacheco Blanco, maestro en Educación por parte de la Universidad Autónoma de Durango (UAD) y docente en la misma institución, además de la Universidad La Salle Laguna (ULSA) y Universidad Vizcaya de las Américas, desde hace nueve años imparte clases relacionadas a comunicación escrita e investigación en diversos semestres y cuatrimetres, y diariamente busca ser una persona que brinda las cualidades anteriormente mencionadas a sus estudiantes.
Este tiempo que lleva dedicándose a la educación ha implicado para él un aprendizaje constante. Debido a que, de ser periodista se hizo catedrático directamente, tuvo que descubrir su manera de enseñar. "Yo siento que tenía ya una vocación por esta rama, pero no estaba formalizada con algún tipo de instrucción", menciona, además de entender el papel de maestro para sí mismo.
Comenta que al inicio de su carrera como profesor, Pacheco Blanco tenía una idea del catedrático como una persona distante del alumnado, ya que así la vivió en su momento. Sin embargo, esto cambió cuando, en el primer cuatrimestre que da clases en UAD, una alumna le dice que no lo ve como un maestro distante, sino como un amigo del que tuvo la oportunidad de aprender.
"Eso se me quedó muy grabado, que no tenía que ser ese papel de docente que tuve, y a partir de ahí empezó el encontrar mi lugar como maestro", declara. Actualmente, considera que el ser maestro es ayudar a los alumnos a construir sus sueños, pues ha sido testigo de cómo las personas a las que dio clases han crecido y desarrollado en el mundo, tanto de manera profesional como personal, siendo esto algo satisfactorio para él.
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Aconseja a quienes decidan dedicarse a la educación universitaria que practiquen la paciencia, no solamente con el alumnado, sino con los tiempos que se manejan en este rubro. Además, considera importante la observación del salón de clases y lo que pasa en el mundo, ya que la actualización en primordial para formar a los futuros profesionistas.
También considera importante la adaptación para ir a la par que los cambios sociales y tecnológicos en el mundo y usarlos a favor de la educación, al igual que la empatía, tanto para los muchachos como para los catedráticos mismos. "Es una profesión que te recompensa mucho en el sentido humano. Si quieren ser docentes, no lo duden", concluye.