Las mascotas son importante para la vida de una familia, especialmente para los más pequeños de la casa, ya que con ellos comprenden y asumen responsabilidades como limpiar sus áreas, bañarlos, darles de comer y comprender lo que es cuidar a un ser indefenso. Además, tanto los perritos como los gatitos son los compañeros de los niños en sus aventuras. Son sus mejores amigos.
Sin embargo, como todo en esta vida, llega un momento en el que se le debe decir adiós a esos seres que llenaron de alegría y diversión la casa. Y aunque es verdad que las mascotas son diversas y que el impacto de la muerte es diferente si esta se trata de animales de poca interacción o exóticos, en casos de perros y gatos, el impacto de su pérdida es fuerte para los niños.
Para muchos adultos, anunciar la muerte de una mascota a los menores les es muy difícil, ya que en muchas ocasiones esta será el primer duelo que experimentará el niño. Así que es de suma importancia actuar de manera adecuada, ya que el primer duelo de un menor determinará la manera en la que vivirán las muertes que vengan a lo largo de sus vidas.
Patricia Díaz, psicóloga infanto-juvenil de la Fundación Mario Losantos del Campo, recomienda que a los menores no se les oculte la verdad ni se busque decirle mentiras piadosas, ya que esto no le ayudará a enfrentar la realidad de que no lo volverá a ver y tampoco se debe buscar remplazar a la mascota para que no note la diferencia, porque esto solo lo confundirá.
Lo que recomiendan es dar a conocer la muerte de la mascota a los niños, ya que resulta imposible proteger de todo a los menores, y en estos temas es esencial que se enfrenten al duelo, ya que la muerte es algo cotidiano en la vida de los seres humanos.
Algunas maneras de ayudarlos a afrontar al duelo son las siguientes:
- Si podemos anticipar la muerte de la mascota, es bueno que el niño sepa que su animal está enfermo. Si quiere, también puede acompañarnos al veterinario.
- Hay que explicarle al niño que la mascota ha muerto y lo que esto implica, es decir: que no va a jugar más con ella, que no la va a ver, entre otros factores que implica la muerte.
- Se puede incentivar al niño a que done las pertenencias de la mascota a alguna protectora que las utilice, recoja y guarde, por si hay otras mascotas que las necesitan.
- Si se piensa en adoptar otra mascota es recomendable que no sea un mero reemplazo de la que se tenía. Es bueno que tanto el menor como nosotros echemos de menos a la mascota.
- Conviene hacer saber a los niños cuál es la esperanza de vida de las mascotas que tenemos y explicarle que es habitual que las mascotas vivan menos que sus amos.
- Si es necesario practicar la eutanasia animal, le diremos al menor que se trata de un procedimiento habitual cuando las mascotas están enfermas, y esto se hace porque los animales ya no pueden recuperarse y sufren.
- Si detectamos que existe un sentimiento de culpa en el menor por tener un comportamiento negligente, hay que hacerles entender que no son ellos los que han causado su muerte. Y, si es necesario, también les explicaremos que a veces ocurren accidentes y que no hay ninguna intención de hacer daño.
- Conviene dejar que el niño exprese sus emociones, lo que siente por la pérdida de su mascota y acompañarlo con frases como: “Es normal, pasaron mucho tiempo juntos”, “Ha sido una buena mascota y la has cuidado mucho”, “Ha tenido una vida muy feliz”, etcétera.