¿Qué es ser independiente? Psicoterapeuta explica perspectiva de los jóvenes y padres

Pasar de la etapa universitaria a la vida laboral puede ser muy retador no solamente para los jóvenes, sino también para los padres, que deben prepararse para la posible separación.

Pasar de la universidad a la vida laboral puede ser muy retador no solamente para los jóvenes, sino también para los padres. | Manuel Guadarrama
Karla Rodríguez
Torreón, Coahuila /

Al regresar de la universidad, muchas familias se enfrentan a una situación complicada, pues así como hay algunas que puede costarles dejar ir a sus hijos para buscar su independencia, también hay otros que pueden encontrarse preparados, pero esto no sucede tan fácilmente como fue en sus tiempos, generando tensiones y problemas en la familia.

Por eso, la psicoterapeuta Karen Paola Romero Márquez explica que este fenómeno se debe ver desde dos aspectos diferentes: de la perspectiva de los padres al hijo o los hijos y viceversa. En el segundo caso, los jóvenes salen de la universidad, en promedio, aproximadamente a los 22 años y empiezan a entrar a la vida adulta. Además de enfrentarse a un cambio de etapa, lo cual implica un duelo, también afrontan el irse abriendo camino al mundo laboral, siendo un proceso de adaptación importante.

“Ante estas situaciones del joven, las condiciones laborales no siempre son las más adecuadas. De repente batallan porque en muchos trabajos se requiere experiencia y los chicos son muy jóvenes para obtenerla, entonces no muchas empresas les dan la oportunidad de abrirse en esa experiencia en campo”, declara.

Agregándole a eso, la lucha del egresado contra sí mismo en su búsqueda por su libertad, pero encontrándose en una condición de dependencia hacia los padres, ya sea de manera económica o social. Al no poder independizarse tan rápidamente por cuestiones económicas más adversas que en anteriores generaciones.

También, existen trabajos que exigen una mayor preparación académica, por lo que el tiempo de estudio se alarga, dificultando la independencia económica para poder tener un espacio propio, complicando su salida. “Actualmente, se considera que la adolescencia se está alargando precisamente por todos estos factores socioculturales, habiendo más adolescentes tardíos”.

Lo señala, ya que, en concepto, un adulto se considera así cuando se logra una identidad con metas a lograr, cuando se responsabiliza a sí mismo en todos los aspectos y se logra hacer una vida fuera de la familia nuclear, al menos a grandes rasgos.

“Además de esto, se deberá añadir en esta etapa que se espera en muchas ocasiones que tenga una pareja estable y que mejore aunque sea un poco la calidad de vida que le ofrecieron sus padres, pues entonces estamos hablando de que hay una carga muy grande para el joven que no logra establecerla justo cuando sale de la universidad”.

A parte, indica que hay muchos padres que no quieren soltar al hijo y con el afán de protegerlo como una manera de demostrar el amor hacia ellos, se convierte en sobreprotección, se le priva al chico de generar sus propias estrategias y soluciones para los conflictos que llegue a presentar, postergando la maduración del joven.

Padres en crisis

En la perspectiva de los padres, estos momentos pueden llegar a ser golpes de realidad para ellos, pues empiezan a ver que van envejeciendo, siendo un duelo en sí mismo, además de reconocer que, al no estar el hijo para atenderlo o cuidarlo como antes, queda más tiempo libre, generando otra duda existencial para ellos.

“Socioculturalmente hablando, estamos acostumbrados a que mucha parte de nuestra vida se centre en los hijos, y cuando los hijos se van, se quita la parte en donde enfoqué mi vida y es normal preguntarse: ¿qué hago? Lo juntamos que, por la misma situación, muchas de las parejas que siguen juntas se enfrentan a la posibilidad de convivir entre ellas, y si las cosas no están bien, me resisto a que el hijo se vaya para no entrar en una crisis matrimonial”.

Por ello, es que los padres deben de cambiar la dinámica en cuanto crecen antes de que se vayan a independizar, pues son los mayores en el núcleo y de esa manera los hijos van viendo cómo se pasa de etapa en la vida, lo cual ayuda a transmitirse que los jóvenes también podrán salir adelante ante cualquier adversidad y cambio, brindándoles confianza en ellos mismos.

También es importante enseñar a los chicos los valores de la responsabilidad y compromiso, pues gracias al contexto mundial actual, los jóvenes buscan la inmediatez en todo, por lo que el sacrificio y esfuerzo para alcanzar algo se va mermando. “Enseñarles esto es crucial para que los jóvenes conozcan la perseverancia y la constancia, de modo que puedan alcanzar sus metas y sueños”.

Por otra parte, recomienda a los padres que busquen enfocarse más en sí mismos y sus vidas conforme el joven crece. Aunque esto puede sonar egoísta, es necesario para que el hijo también se enfoque en su proceder y tome las decisiones que considere que le convengan más y no ser el hijo parental, que se le conoce así cuando los chicos se encuentran entre la pareja y se tiene el enfoque en ellos antes que en sí mismos y/o en la pareja, elementos igual de importantes.

“Entre más enfocados estén los padres en sus vidas, tanto individuales como en pareja, es más fácil soltar al hijo, pues hay más proyectos, hobbies, pareja, redes de apoyo que van a fortalecer al individuo para soltar. Recordemos que los chicos son prestados, y en ese sentido, nuestra función es educarlos y se considera que al entrar a la universidad ya es misión cumplida. Ya tomó todo lo que pudo, lo único que puedo hacer es seguir al pendiente si el joven lo necesita y lo expresa”.

Por otra parte, los hijos deben tener esta consciencia de lo que quieren, buscan y necesitan, al igual que moverse y esforzarse para lograrlo, pues también pueden caer en una actitud cómoda de no hacer mucho por sí mismos cuando se encuentran en casa de los padres, al igual que generar responsabilidad ante todos los aspectos de su vida, incluso las actividades en casa o muebles.

DAED

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