Manipular un celular o una tableta se ha convertido en una actividad que inicia antes de dar los primeros pasos o emitir algunas frases, los bebés están inmersos en una época de conectividad que los incluye.
El mal uso de la tecnología puede impactar negativamente en áreas del desarrollo, por ejemplo, el lenguaje, el afecto, la socialización o el aprendizaje; sin embargo, bien utilizada también puede tener efectos positivos como favorecer procesos de aprendizaje y educación, al igual que formar vínculos más cercanos con personas que se encuentran lejos, apunta la investigación La primer infancia en la era de la transformación digital. Una mirada iberoamericana, elaborada por un equipo de consultores supervisados por la Dirección de Educación de la Secretaría General de la OEI.
De acuerdo a la publicación no se trata solo de considerar el tiempo de uso, también hay que tener en cuenta el contenido consumido, la interacción de la persona con la tecnología y con otras personas con las que interactúa por medio de ésta. No es igual utilizar la tecnología para aprender, para socializar o como un pasatiempo.
María Elena Valadez Mena, directora la Universidad Pedagógica Nacional (UPN) Unidad Torreón, llama a dar un uso equilibrado de los dispositivos tecnológicos, siempre bajo la supervisión de adultos y particularmente cuando se trata de bebés.
La doctora en Ciencias de la Educación sostiene que es inapropiado satanizar el uso de las tecnologías, sino se trata de ocuparse del tema haciendo un uso pedagógico y por tiempos limitados que eviten la hiperestimulación en la primera infancia.
En el proceso, señala la importancia de que padres y cuidadores principales se muestren abiertos a las recomendaciones de educadores y especialistas para lograr un uso didáctico e incluso de entretenimiento, pero sin caer en el abuso.
DE 0 A 5 AÑOS, UNA ETAPA DEFINITIVA
El estudio de la OEI advierte que los primeros cinco años de vida son fundamentales para el desarrollo del cerebro y que existen ventanas de tiempo donde la presencia o ausencia de estímulos específicos pueden provocar cambios en el cerebro para bien o para mal.
Sentencia que los niños y niñas, que comienzan a adentrarse en el mundo digital desde sus primeras etapas de vida, son particularmente sensibles al buen o mal uso de la tecnología.
Diversos organismos internacionales, han señalado que la pandemia, ocasionó que los niños y los jóvenes están mucho más expuestos a las tecnologías digitales de lo habitual, existiendo poca claridad de su verdadero impacto.
El uso de la tecnología digital y las consecuencias que conlleva no están claras, como lo expresa un informe de la OECD realizado por Francesca Gottschalk.
En opinión de Zaide Seáñez Martínez se están desarrollando niños muy hábiles en el manejo de pantallas táctiles, con pensamientos más lógicos y sobrestimulados con colores, figuras, con capacidad desde bebés para tomar decisiones de cambiar pantallas con el uso de sus dedos. Sin embargo, apunta, imitan actividades de los adultos, y dejan claro que hay conexiones neuronales que se están abriendo y que les permite razonar con rapidez, así como recordar la forma en que lo hacen y lo vuelven a realizar.
- Te recomendamos Universidad La Salle Laguna crea Programa de Aprendizaje en Línea con Google Cloud y Coursera Aula
Por otra parte, la maestra en Educación y Doctora en Investigación de Procesos Sociales, admite como área negativa del uso temprano de conectividades, que en ocasiones puede ocasionar un adormecimiento mental que impide en etapas mayores elaborar, por ejemplo, un cálculo porcentual.
Desde su perspectiva es posible además una reducción en la capacidad de asombro, en el sentido de que toda realidad puede estar a su alcance en una pantalla. Comparte que también requiere un análisis los juegos electrónicos en los que siempre ganan y que no se conoce como van a reaccionar en la vida real, y la manera en que experimenten el fracaso y la frustración.
El desarrollo de habilidades sociales, también es de su interés, ya que es una relación monótona y cerrada conectando con una tableta o un celular pero desconectados con su entorno.
La clave, de acuerdo con la doctora quien cuenta con amplia experiencia en la educación universitaria, es el uso infantil de dispositivos digitales bajo supervisión, limitando el tiempo de uso y, siempre bajo una autoreflexión crítica de la relación de los adultos con la tecnología, puesto que indudablemente son los cuidadores principales los que aportan las herramientas digitales a los pequeños.
A nivel general, la OECD destaca algunos aspectos negativos que se pueden generar en los niños: exposición a la pantalla y a la luz azul que afectaría a la producción de melatonina; los períodos prolongados de uso de las tecnologías digitales, que serían tres horas o más por día, y el tipo de medio utilizado, pueden impactar la respuesta del cortisol en los niños en edad escolar; los riesgos asociados al uso de internet, como la utilización de identidad, el acceso a material inseguro o pornografía y la comunicación con personas desconocidas.