La educación es uno de los derechos fundamentales de los niños y adolescentes alrededor del mundo, declarado en el artículo 26 de la Declaración Universal de Derechos Humanos, lo cual hace obligatoria, gratuita y universal la educación primaria, al igual que en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos en su artículo tercero. Sin embargo, a lo largo de estos tiempos y principalmente con la aparición del covid-19, la educación ha mermado.
Según datos del Banco Mundial, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) revela que la repercusión es más grave de lo que se pensaba, con el riesgo de que los estudiantes pierdan unos 17 billones de dólares del total de ingresos que percibirán durante toda la vida superando con creces la estimación de 10 billones calculadas en 2020.
Además se estipula que los países de ingresos medios y bajos, los niños que viven en pobreza de aprendizaje, que se estipulan son el 53 por ciento, podría aumentar hasta un 70, esto debido al confinamiento y el cierre de escuelas ocasionado por la pandemia de covid-19 y a la precariedad del aprendizaje a distancia para garantizar la continuidad del aprendizaje durante este tiempo.
Igualmente, se registra en estos países un rezago en escritura y lectura, al igual que en matemáticas y otras materias exactas, además de que se estima que en algunos países la pérdida de aprendizaje pudiera ser proporcional al tiempo en el que las escuelas se encontraron cerradas por el confinamiento.
Algunos datos que coinciden con los estudios que se han hecho en México sobre los problemas educativos en el país son los siguientes:
- Los niños provenientes de hogares con bajos ingresos, con discapacidades y las niñas tuvieron menos oportunidades de acceder al aprendizaje a distancia que sus compañeros.
- Los alumnos más jóvenes tuvieron menos acceso al aprendizaje a distancia y se vieron más afectados, especialmente entre los niños en edad preescolar.
- Las pérdidas de aprendizaje fueron mayores para los estudiantes de un nivel socioeconómico inferior en países como Ghana, México y Pakistán.
Viendo el panorama anterior, el Banco Mundial, la UNESCO y UNICEF proponen estos cambios:
- Invertir en un entorno propicio para desbloquear el potencial del aprendizaje digital para todos los estudiantes.
- Reforzar el papel de los padres, las familias y las comunidades en la educación infantil.
- Garantizar que los docentes reciban apoyo y acceso a oportunidades de desarrollo profesional de alta calidad.
- Aumentar la proporción de la educación en la asignación de presupuestos a escala nacional prevista para los paquetes de estímulo.