No todos tienen la fortuna de conocer lo que será su pasión en la vida a tan corta edad, pero Luis Felipe Juárez, actual bateador designado de los Leones de Yucatán, se enamoró del bat y la pelota y ahora a sus 31 años recuerda para La Afición como dejó a un lado el futbol para dedicarle su corazón al rey.
El Pepón Juárez como es apodado también tiene claro su enfoque a futuro y es dejar huella en el deporte que le ha dado todo. Durante la pandemia se le vio emprender con una empresa sanitizante y siempre tratando de ayudar a las comunidades y a los más pequeños, por lo que no sorprende que tenga un plan para desarrollar el béisbol en el país.
¿Cómo es que un niño de tres años encuentra su pasión en la vida? ¿En tu caso fue herencia familiar, talento natural o casualidad?
El camino empieza por mi hermano mayor, él empieza jugando en Ligas Pequeñas y ahí va uno de colado. Vengo de una familia futbolera, pero nuestro trabajo es el beisbol. Mi hermano trabaja con Leones. Nos englobamos en eso, fue una coincidencia. No te podría decir que es talento nato, porque el futbol fue el que se sembró en la casa. Fuimos aprendiendo en el camino, mejorando técnica, regaños, lloramos y cosas que fui aprendiendo con mi papá.
¿Qué fue lo más difícil de crecer amando el deporte?
Mis papás a veces dejaron de hacer algunas cosas por dármelo a mí. Siempre estuvieron ahí, es parte de la motivación, el saber que se sufrió. Cuando llegó la oportunidad fue mi papá el que me dijo que sí y mi mamá que no, que estaba muy chiquito. Solo me dijo mi papá que no volviera a decirle que no pude, que la escuela no se iba a mover. Nos pusimos un reto de dos años para debutar, si no a estudiar. Llegué a los 17 a Sultanes y a los 19 me toca debutar así que cumplí, no tardé tanto en el proceso. Y no todos los años son igual, el cuerpo no reacciona igual, siempre hay que prepararse mejor, cuidar la alimentación. Yo quisiera que mi carrera fuera si es necesaria para jugar así corta, no 10 años batallando que digan que ya no es el mismo.
Si no hubieras sido pelotero ¿Dónde estarías hoy?
Hubiera estudiado, no te voy a decir que hubiera sido futbolista, no creo. Era regular, bueno. Me hubiera gustado estudiar arquitectura, me veo más así, en el ámbito laboral, construcción y eso, no otro deporte. No practiqué otro deporte que no fuera el beisbol y el futbol a escondidas porque se enojaba mi papá, todo el resto lo aprendí en la escuela gracias a mi disciplina, mala conducta, me mandaban a hacer todo eso. A los 13, 14 años es cuando aprendes a ser un atleta, aprendí a desenvolverme. Aprender otros deportes te despertaba otros instintos, fue pieza clave para seguir insistiendo.
¿Qué hacer después del deporte y del beisbol?
Quiero seguir los estudios, quiero especializarme en algo que va a ser un reto muy grande, pero lo voy a lograr. Tengo mucho que dar después, sé que puedo dejar un legado muy grande en este deporte. Uno ve las cosas de diferente forma, creo que hay una nueva etapa de escuela de béisbol, una nueva etapa de jugadores, no solamente sabemos agarrar el bat y una pelota, hay beisbolistas que ya están preparados. Podemos ser parte de una camada muy importante para el futuro, hacía allá van mis estudios, quiero ser parte de ese cambio.
¿Cuál es el sueño que más anhelas? ¿Qué quieres cumplir?
Quiero buscar una oportunidad en otra liga. Me he estado preparando, he estado luchando conmigo mismo, trabajando en mi físico. En verdad la quiero, hubo un momento en que iba a llegar, pero afortunadamente no llegó porque vinieron mis cirugías de columna, pero tengo el gusano y no se me va a quitar. Tengo 31 años, nunca es tarde para nada, sé que lo voy a lograr, porque me ha costado trabajo, levantarme temprano, darle duro, llorar, tirarme al piso, pero hay algo que me dice ya casi.
FCM