¿Cómo les explico la gran emoción que me generó escuchar a Patti Smith en el marco del Hay Festival en Querétaro? Fue como reconfirmar que uno tiene la vida que tiene en buena medida por lo que ha integrado del exterior, por el impacto de las personas en nuestro ser. Con el paso de los años cada vez entiendo mejor de dónde vengo, y algo tengo que agradecerle a La Madrina del Punk.
Su presencia es mágica porque es compleja. Su aspecto ha variado poco desde aquellos días en que era un ícono del punk e, instalada en el Nueva York de los 60, cantaba “Cristo murió por los pecados de alguien, pero no por los míos” en “Gloria”, una de sus canciones clásicas, donde expresa su deseo de crear su vida fuera de imposiciones y expectativas sociales. Portando su representativo saco negro con sus correspondientes botas roqueras, camiseta y jeans, son los surcos en su rostro y las canas de su cabellera las que delatan su edad; sin embargo, es en lo pausado y suave de su voz, en la forma en que mueve las manos, en que sonríe, elevando esa línea curva que forman sus labios, donde se nota el paso del tiempo, la sabiduría que llega con él.
La Smith jamás ha dejado de ser la mujer combativa del Poetry Project, casi siempre acompañada por la guitarra y el espíritu de Lenny Kaye; transgresora en paz, la eterna enamorada de Fred Sonic Smith, quien fuera su esposo y por quien se cree que abandonó su carrera artística durante años (aunque esa frase es un cliché, pues uno no abandona lo que es, simplemente decide explorar nuevas fases y posibilidades que nos acerquen a lo que entendemos por felicidad).
Escucharla es un placer porque es un acto total en su aparente placidez. Comunica con su cuerpo, con sus gestos, con sus palabras y sus actitudes. Es sencilla en sus formas pero en el fondo es un huracán capaz de arrancar latidos de emoción a quienes la escuchan. Eso también es ser mujer: ser quien eres... defendiendo el derecho a manejarte en tus parámetros sin que te quieran dar línea o llevar a un rumbo no deseado. Por eso, les comparto aquí algunas de las frases que expresó en su encuentro con la prensa:
“Las mujeres siempre han tenido que batallar por todo, por el voto, por su igualdad, la brecha salarial, por poder elegir si interrumpen su embarazo. En los tiempos de Trump estamos batallando otra vez. Considero que en Latinoamérica hay situaciones aún más complejas no solo por cuestiones de gobierno, sino por la religión.
“Estuve en Buenos Aires y ahí las mujeres están pidiendo la libertad de poder interrumpir un embarazo no deseado. Estuvimos hablando al respecto con la prensa, apoyando, pero no tuvimos éxito. Lo que se tiene que hacer es apoyarnos, ayudarnos, y el tema del aborto debe ir de la mano con la información sobre el uso de anticonceptivos. No creo que en estos tiempos modernos sea válido que la religión decida por nuestros cuerpos. Podemos ser religiosos, ser fuertes en nuestra fe sin que eso tenga un efecto sobre la decisión que nosotros tomemos. Tenemos que tener la libertad de realizar nuestra vida como queramos, hacer con nuestro cuerpo lo que deseemos.
“Yo no tengo ninguna religión pero, por ejemplo, me cae bien el Papa, traigo un crucifijo franciscano, aunque no por eso dejo de elegir qué hago con mi cuerpo. Eso tiene que ver con muchas cuestiones más allá de la fe. Espero no insultar a nadie con mi comentario, pero aún hay muchas luchas que gestar y les recomiendo a las mujeres en América Latina que se unan a los hombres en la batalla, pues mientras más seamos, más posibilidad de éxito tendremos.
“Sé que los grupos feministas de esta región son muy trabajadores, pero ellas tienen una agenda que desconozco. Sin embargo, les dejo mi solidaridad y amor. No se aíslen de los hombres. Incluyan diálogos femenino-masculinos en la lucha, inviten a hombres que piensen igual, porque estamos hablando de un cambio universal, y la única manera para que se dé es a través de los dos sexos.
“Por favor, sean libres. Lenny y yo empezamos en 1971. No tengan temor de lo que la gente diga o piense de ustedes. Yo en su momento quise hacer una fusión de poesía y rock para expresar nuestro sentir. No nos importaba ser ricos ni famosos, porque lo importante es hacer un buen trabajo. Hay que entender por qué se hace el arte: para elevar, incitar, emocionar a la gente. Eso requiere mucho trabajo, y vas a ganar libertad.
“Lenny Kaye y yo no somos punks puros, porque somos optimistas, siempre estamos buscando el lado bueno de las situaciones, de las cosas, porque eso nos va a salvar, no la destrucción ni la autodestrucción. Cada generación debe decidir qué seguir o qué facción elegir. A veces, la letra en una canción de amor te puede acercar a la solidaridad, a la emoción. O un tema que haga reír a la gente. Lo realmente exitoso es lograr comunicar, hablar de amor, de unificación.
“El país en el que vivimos tiene un presidente que no cree en el problema ambiental, que lo niega. Estados Unidos, en general, está en un estado de negación. Cuando avalamos el cambio climático no hablamos de hombres o mujeres. Menos de un partido político. Cada persona puede hacer algo para proteger el medio ambiente y ese será, a la vez, su gran legado.”
Verónica Maza Bustamante
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