La buena noticia es que no es tan difícil como parece hablar con ellos sobre cualquier tema de sexualidad humana, siempre y cuando los adultos estén preparados para tocar el tema.
Por eso, a pocas horas de festejar el Día del Niño, aquí les doy algunos consejos sobre cómo abordar el tema, encontrar información, responder sus inquietudes y sentirse seguros con lo que hagan para que los más chicos crezcan de manera sana y segura.
1. Primero que nada, es necesario comprender qué es la sexualidad. Es común pensar que involucra únicamente los encuentros eróticos penetrativos, pero no es así. La sexualidad humana abarca una serie de condiciones culturales, sociales, anatómicas, fisiológicas, emocionales, afectivas y de conducta que acompañan y caracterizan a cada persona desde que está en el vientre materno y hasta que muere. Involucran lo erótico, sí, pero también quiénes somos, cómo nos percibimos y nos vemos, cómo es nuestro cuerpo, cómo actuamos en sociedad, de qué manera nos impacta el exterior para conformarnos como seres humanos. En todo ello están involucrados aspectos biológicos, psicológicos, sociales, económicos, políticos, culturales, éticos, legales, históricos, religiosos y espirituales. Es decir, ¡es muchísimo más de lo que solemos creer! Además, es una parte esencial para cada uno, no un hecho aislado que se pueda o no ejercer.
2. Pero entonces, ¿qué es el sexo?, se preguntarán. El sexo es la condición orgánica que distingue a los machos de las hembras. Por lo regular, si se tiene vulva y vagina, el sexo será femenino. Si se tiene pene y testículos, el sexo será masculino. Nada más. ¿Qué es entonces el coito, el entrepierne, aquellito, el cuchi chuchi, la práctica sexual, eso que suelen llamar "sexo"? Yo, al igual que otros educadores sexuales, los llamo "encuentros eróticos" o "la erótica".
3. Leerle los párrafos anteriores a un niño o una niña podría confundirlo. El padre, la madre o el educador deberían entenderlo para después comunicarlo con palabras sencillas. Y un consejo muy importante: cuando sientan que sus hij@s están haciendo una pregunta incómoda, no titubeen, no respondan de inmediato que "es como se hacen los bebés" ni que eso es algo que "solo los adultos hacen o deben conocer". Contesten con otra pregunta, usando un tono de voz neutro que demuestre interés. Por ejemplo: "¡Ahhhh, qué interesante! ¿Por qué me lo preguntas? ¿Dónde lo escuchaste?". Es de suma importancia hacerlo, pues nos va a dar información sobre lo que los niños están pensando.
Si dicen que lo escucharon en una canción, pregunten en cuál. Búsquenla en el YouTube o cántenla en su mente para que descubran cuál es el contexto en que el o la pequeñ@ lo escuchó. Si comenta que oyó decir a tal o cual persona, indaguen al respecto. Esto nos dará un panorama de la manera en que debemos responder y también nos podría ayudar a detectar un posible abuso sexual (recuerden que no siempre es físico; puede ser que haya estado expuesto a material pornográfico o con una persona que le está dando información de manera secreta).
4. Cuando sepamos de dónde viene su pregunta (quizá ni siquiera tengan claro por qué cuestionan al respecto), deberíamos comenzar por responder lo que el sexo es: aquello que nos define biológicamente a las personas del sexo femenino y a las del sexo masculino. Busquen ejemplos para decirlo. Señalen sus genitales, muestren ilustraciones. Después, si hay un contexto para su pregunta, aterricen la respuesta a la canción o el comentario que escuchó para aclarar su duda de manera precisa.
5. No se conformen con esto. Acaban de abrir un canal de comunicación con sus hijos y no hay que cerrarlo. Cuéntenles la diferencia entre sexualidad y sexo. Díganles que la erótica es la parte de nuestra sexualidad que involucra lo que sentimos física y emocionalmente. No es recomendable mencionar que se da cuando el pene entra en la vagina, pues esa respuesta puede hacer que cuando sean mayores le den valor único y excesivo a la penetración o que se sientan muy mal si descubren que eso no les atrae.
En lo personal me funciona decirle a los y las chic@s de entre 4 y 7 años, con voz pausada: "Cuando dos adultos se gustan, ellos hablan sobre esa atracción y si así lo deciden los dos, pueden acariciar sus cuerpos estando desnudos porque se siente rico hacerlo. Lo que sienten se llama placer y es la base de la práctica erótica, que muchos llaman 'sexo'. Todo nuestro cuerpo está lleno de lugarcitos donde nos agrada ser acariciados. En algunos casos, si así lo quieren y son un hombre y una mujer, él puede introducir su pene dentro de la vagina, porque también se siente bien. Pero deben saber que de esa manera puede haber un embarazo, pues los hombres generan espermatozoides, que están en el semen (un líquido blanco que sale del pene cuando les gustan mucho esas caricias), y se pueden unir dentro de la mujer con un óvulo, que es lo que ellas producen. Esa unión podría generar un embarazo. No obstante, hay maneras de disfrutar de estas sensaciones agradables sin correr el riesgo de embarazarse. Se trata de conocernos a nosotros mismo y hablar sobre ello con la persona con quien estamos".
6. Después hay que guardar silencio para darles chance de que lo asimilen y cuestionen. Quizá hagan muchas más preguntas. Hay que responderlas todas. O no hagan ninguna; en ese caso no hay que dar carpetazo, sino hacer lo mismo que se haría con una lectura de comprensión: preguntar para ver qué y cómo entendieron lo dicho.
Después de este primer brinco, lo demás será sencillo. No se trata de apresurar su comprensión de lo sexual o retrasarlo hasta la adolescencia. Lo mejor es informarnos para saber educar. En la pubertad se puede comenzar a hablar de la erótica en los más jóvenes, pues no se trata de limitar su derecho al placer sino de ir informando a su ritmo.
Busqué ejemplares para recomendarles en librerías. Me sorprendió descubrir que no hay. Donde encontré fue en Mercado Libre. Ahí están Cómo hablar de sexualidad con sus hijos, de Vivianne Hiriart; la compilación Sexualidad contada para niños y niñas; Hablemos de sexo con los niños, de Juan Pablo Arredondo, y Cómo proporcionar educación sexual a niños, adolescentes y jóvenes, de Ricardo Sada Fernández.