La frase que leí por WhatsApp me sorprendió: “No odio el futbol, pero en medio del juego puedo estar lavando trastes y me vale…”.
¿Quién, en medio de la locura mundialista que se vive en todo el orbe, puede sustraerse de la emoción que produce el Mundial de Rusia para darle prioridad a los plato sucios?
Mientras el Chicharito Hernández llora al escuchar el himno mexicano y se juega la vida en las estepas rusas, algunos de sus compatriotas lavan cacerolas. ¿Qué pensarán esos millones de seres humanos que ven en el futbol un deporte apasionante, lleno de dramatismo, de sueños y batallas mitológicas?
Corresponde ahora escuchar a esas mujeres y hombres que no tienen el alma en un hilo cuando sale al campo la Selección Mexicana.
Rafael Tonatiuh
Guionista de comedia
El futbol me aburre. Ni siquiera el stand up, que me gusta, lo aguanto más de media hora. A mí me emocionan los espectáculos en los que hay violencia, sexo, amor, donde encuentro básicamente una trama.
También me ocurre algo muy particular cuando intento ver a dos equipos que se pelean por una pelota. Y es que para acabarla de chingar, meten un gol y yo estoy siempre distraído.
No logro identificarme con nadie en un partido de futbol, porque no hay buenos y malos como en las películas.
Durante mi niñez, el acercamiento más gozoso con el futbol, curiosamente no sucedió pateando una pelota en la calle, sino leyendo y dibujando esas viejas historietas en color de Chivas ra ra ra, El Borjita o la de Muciño, cuyo jugador en el cómic tenía una cabeza de centavo, debido a su apodo.
El mismo Carlos Monsiváis, recuerdo que inventó un robot que jugaba futbol para la historieta de aventuras llamada Chanoc. En Ixtac, aquella selva junto al mar, Tzekub y su equipo enfrentaron a grandes selecciones de prestigio, entre ellas la de Brasil. Esos encuentros de futbol sí me divertían porque todo se desarrollaba en un mundo fantástico, onírico.
Leticia Calderón Chelius
Profesora-investigadora del Instituto Mora
El futbol no está en el horizonte de mis preocupaciones, sin embargo, entiendo y respeto la euforia que suscita un gol.
Lo que me llama la atención es cómo el futbol puede llevar a las personas a un nivel de hipnosis, incluso, si están viendo un partido, puedes pasar por atrás o adelante de ellos, darles un zape y no te pelan.
Pero mi problema no es con el deporte, sino con el manejo mediático que se le ha dado. Me molesta la manera en cómo se comercializa el futbol. A lo que se suma desde luego mi miedo de ir a un estadio.
Hay algo que puedo decir en favor del futbol: el nivel de debate entre los comentaristas. Si así, con esa intensidad y pasión se discutiera de política, éste país sería otra cosa. He visto que en el programa deportivo de Futbol Picante se sacan los ojos. En cambio, en política evitas la confrontación, porque está mal visto, es de mal gusto.
Jesús de León Torres
Periodista y músico
Fui un niño normal que jugó futbol en la primaria con un envase de Frutsi, pero que por alguna razón que desconozco nunca me atrapó. Digamos que patear una pelota no despierta en mí la misma emoción que me produce el cine o la música.
Pero no solo es el futbol, me aburre ver cualquier deporte en vivo o por televisión. Tal vez sea porque a diferencia del cine, no hay una historia. Y es curioso, porque mi papá me llevó de niño al estadio Azteca. Aún recuerdo con claridad el Mundial del 86.
Mi sentimiento de anti-futbol se reforzó en la prepa. Los chicos más populares, eran los que tenían una banda de música o sabían tocar un instrumento o presumían una mata de cabello espectacular. Eran los cuates que más ligaban.
El futbol es para mí como las verduras, no las odio pero tampoco me encantan. Hace unas semanas jugué con un sobrinito que le encanta el futbol. Hicimos equipo y vencimos a todos los rivales. Por cierto, yo metí varios goles.
Nora Yessica Nieves González
Licenciada en Economía por la UNAM
He celebrado los goles en las finales de los Pumas y me emocioné con el triunfo de la Selección Mexicana contra Alemania. Pero no puedo dejar de ver lo que hay alrededor de la industria del futbol: comida chatarra, alcohol y el machismo disfrazado. Creo que en el fondo lo que me enoja es que se trata de un deporte que solo se ve y poco se practica.
Si las autoridades y los empresarios promovieran la cultura del futbol entre los niños probablemente no habría tanta obesidad en los chicos. También he visto futbol en las Olimpiadas, pero como la selección siempre pierde, me sentía utilizada por las televisoras. Y es que nos venden la idea de los grandes jugadores mexicanos.
Roberto Barnard Amozurrutia
Profesor-investigador del departamento de impacto ambiental de la UAM Azcapotzalco
Nunca he visto un partido de futbol por televisión, ni lo veré. Mucho menos lo he jugado. Es increíble que los aficionados sientan que están en una cancha solo porque al mirar un partido de México les aumente el ácido cardiaco y tengan una respuesta fisiológica.
No comprendo por qué gritan ¡Gooool, México! y luego se van al Ángel a celebrar. Si la selección pierde o gana, no va a cambiar la vida de ninguno de ellos. A todo esto yo le llamo pan y circo. Y más que un gol del Chucky Lozano, lo que sí me divierte son los memes del futbol. ¡Los de los coreanos están buenísimos!
“No me gusta el futbol”
EL ÁNGEL EXTERMINADOR
En un país donde casi toda actividad se detiene cuando juega la selección, existen mujeres y hombres de acero que no sufren con un partido mundialista.
México /
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