A los 21 años se fue a la Universidad de Harvard a estudiar una maestría en Biofísica y tuvo en sus manos las llaves de todas las bibliotecas de la escuela, así que escapaba por las noches a leer y estudiar. Ana María Cetto (Ciudad de México, 1946) ha sido jefa del Departamento de Física y directora de la Facultad de Ciencias de la UNAM; además fungió de directora general adjunta del Organismo Internacional de Energía Atómica. Su principal línea de investigación son los fundamentos de la mecánica cuántica.
¿Cómo se define?
Soy una persona que disfruta de la vida y todos los días le encuentra sentido; una de ellas es poder hacer un cambio, es lo que me alienta; si en mi posibilidad puedo contribuir, no me pregunto mucho y procedo. Me siento muy libre, ejerzo esa libertad y lo aprendí desde niña, no me detengo.
¿Cómo nació su interés por la ciencia?
Mi papá era arquitecto e ingeniero, siempre reflexionaba sobre lo que veía a su alrededor; de pequeña paseaba por el jardín y me encantaba saltar entre las rocas y observar las plantas, mis preguntas fueron: ¿de qué están hechas las rocas?, ¿por qué es diferente al árbol?, jugando a la comidita hacía experimentos, lo natural era seguir una carrera científica. También me gustaba la arquitectura y estudié música; tocaba el clarinete, iba al Conservatorio Nacional de Música, pero cuando vi el ambiente de los músicos sabía que algo me faltaba.
¿Cómo fue su infancia?
Me tocó lo mejor de dos mundos, nací en México de padres emigrados de Europa, eso fue conveniente, porque desde pequeña se me presentó un horizonte muy amplio. Mis papás llegaron sin nada, escapando de la Segunda Guerra Mundial, aquí hicieron su vida y nos educaron en un ambiente muy liberal y diverso.
¿Cuál es el su mejor recuerdo?
El primer día de clases. Nunca me enviaron al kínder, eso costaba mucho y prefirieron enseñarme a leer y escribir en casa; entré a los 5 años a la primaria y todavía recuerdo la imagen tomando mi mochila. Siempre me gustó la escuela, nunca fue un suplicio, al contrario, siempre me ha gustado aprender, cada día que paso si no aprendo algo, algo me falta.
Mujeres en la ciencia...
La Facultad de Ciencias se inauguró en 1939, yo terminé el doctorado en 1971 y fui la primera doctora en Física en México, ya se habían doctorado hombres pero mujeres no. Las expectativas de la sociedad son otras, desde la primaria se espera que las niñas se dediquen a otras cosas, menos a la ciencia.
¿Qué personaje admira?
A Albert Einstein, aprendí mucho de él leyendo su obra y sus escritos, tratando de seguir su razonamiento. También a Remedios Varo, por la forma tan creativa y fantástica que tiene de tocar temas científicos; además, la conocí, me acuerdo de las impresiones que me causó, aunque era muy pequeña, era muy impresionante, con un carácter muy fuerte, sensible y fina. Rodeada de gatos, caminaba sigilosa entre ellos, ocupa un lugar muy especial en mi memoria. En los 90 escribí un libro, La luz, y conseguí una de sus pinturas para la portada.
Una mujer de retos...
Cuando te planteas un reto chiquito y logras resolverlo te da seguridad y confianza, lo que te empuja a enfrentar los siguientes. La Facultad de Ciencias estaba en pleito con la Rectoría; la asamblea general no aceptaba a nadie como candidato a dirigir la facultad. Estaba con mi esposo en París y de repente un día tocan a mi puerta, era el secretario general de la UNAM que había ido a preguntarme si podía ser candidata, pero a cambio querían comprometerme a aplacar a estudiantes, no acepté, yo no los alboroté, el problema era entre ellos. Al poco tiempo fue el rector Guillermo Soberón en persona y me dijo: “Estamos pensando en ti y sin condiciones”, me metieron a la contienda y me eligieron, con 31 años ya estaba metida en esas locuras.
“Luego me dediqué a promover y participar en organismos de cooperación internacional, porque me parecía que México estaba muy relegado, no aparecía en la ciencia internacional. Participé en organizaciones dedicadas a la ciencia y la paz, contra las armas nucleares junto a la Unesco”.
¿Cuál es su proyecto actual?
Latindex, un sistema de información sobre las revistas de investigación y divulgación científica y cultural que se editan en América Latina, el Caribe, España y Portugal. El objetivo es difundir y elevar la calidad de las revistas y luchamos porque sigan siendo de acceso abierto. No fue fácil, pero nos apoyamos con las direcciones de bibliotecas e informática de la UNAM. Ya me contactó Francia para unirse a esta red.
¿Cuáles son sus pasatiempos?
La cocina es un espacio para la creatividad, me gusta hacer desde el entremés hasta el postre; normalmente no sigo una receta, aunque tengo muchos libros, pero no los sigo al pie de la letra, siempre les agrego mi toque personal. También me gusta la jardinería, me encantan las flores silvestres, mis favoritas son la magnolia y la reina de noche. Las plantas te sonríen, las cultivas y las cuidas y te lo agradecen con una sonrisa, igual que la gente.