Más de 8 millones de personas están expuestas al arsénico en México; científica de la UNAM podría revertir la cifra

El proceso no solo podría remover el tóxico elemento, sino también abrir una nueva vía para mejorar la calidad de agua, misma que empeora conforme se agrava la crisis hídrica en el país.

El arsénico ha sido detectado en agua de pozos y presas de distintas regiones de México| Foto: Especial
Lizeth Hernández
Ciudad de México /

El veneno que en algún momento se utilizó para eliminar a monarcas, hoy es un potencial problema de salud en varias regiones de México por su presencia en el agua.

Aunque nadie puede estimar con precisión el número de personas que están expuestas al arsénico a nivel nacional —ni la verdadera carga de enfermedad que provoca— en 2001 se estimó que entre 400 mil y 2 millones de personas estaban en riesgo por las altas concentraciones de este tóxico elemento en el agua.

Las aproximaciones de los estudios más recientes (2021), calculan que al menos 8.81 millones de personas se encuentran en riesgo ante la presencia de arsénico por encima del límite recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Para la Dra. Francisca Alicia Rodríguez, académica e investigadora de la FES Cuautitlán, la situación continuará empeorando en los próximos años: por un lado, la población sigue creciendo, por el otro, en respuesta a la crisis hídrica actualmente se busca agua en pozos más profundos, en donde el riesgo de contaminación es mayor. 

“Hay dos maneras en las que el arsénico se puede incorporar a los mantos acuíferos, una es de manera natural, debido a las rocas. Otra, debido a las actividades humanas, como lo son la minería o el uso de pesticidas. Con el tiempo, puede que la concentración del arsénico [en los pozos] sea mayor”, asegura en una entrevista para MILENIO.

La presa Zimapán ubicada en los límites de los estados de Hidalgo y Querétaro es un punto en donde se han detectado niveles altos de arsénico y plomo | Foto: Cuartoscuro

Por qué resulta peligroso

La exposición constante al arsénico, conocido como el 'rey de los venenos', puede ser a través del agua potable y los alimentos contaminados.

Cuando una persona llega a sufrir una intoxicación severa lo manifiesta con vómitos, dolor abdominal y diarrea, así como entumecimiento, hormigueos, calambres e incluso puede provocar la muerte.

En los casos en los que las exposiciones se dan a largo plazo — con concentraciones mayores a 10 mg por litro— se pueden presentar lesiones cutáneas, como engrosamiento y decoloración de la piel.

Algunas investigaciones apuntan a que también incrementa el riesgo de enfermedades cardiovasculares, diabetes, obesidad así como trastornos en el sistema reproductor, nervioso, inmunitario, hepático y pulmonar.

Además, son capaces de derivar en cáncer de mama, vejiga, pulmones, piel, riñones, hígado y próstata.

El dato

El problema del agua en Zimapán

En el valle de Zimapán (Hidalgo) es una zona semiárida en donde se han detectado concentraciones de arsénico en el agua subterránea y en suelos superiores a la normativa internacional.

Los minerales de arsénico ubicados en la región de manera natural, sumados a los humos de las fundidoras que funcionaron en el área de Zimapán son en parte los responsables de haber acarreado arsénico y contaminado pozos someros. Los residuos mineros y jales, también actúan como otra fuente de contaminación.   

Qué estados están más expuestos

En México, las concentraciones más altas de arsénico en el agua se ubican en regiones específicas del norte del país, en estados como Chihuahua, Coahuila, Durango y Sonora.

Una investigación publicada en Nature a mediados de 2023 reveló que 1.75 millones de personas de La Comarca Lagunera (conformada por siete municipios de Coahuila y Durango) están expuestas a niveles de arsénico superiores a los de las directrices que establece la OMS.

La crisis hídrica repercute directamente en la calidad del agua a la que se tiene acceso. | Foto: Cuartoscuro

En el análisis se encontró que los pobladores con mayor exposición a esta sustancia tenían mayor riesgo de obesidad, diabetes tipo 2 e hipertensión.

Otros estados que también tienen puntos rojos dentro de su mapa son Aguascalientes, Guanajuato, Jalisco, Morelos, Oaxaca, Puebla, San Luis Potosí, Hidalgo y Zacatecas. Hay una gran probabilidad de que en el futuro se sumen más regiones a la lista.

“Algo que me llama la atención es que en el Estado de México y la zona metropolitana ha habido escasez de agua por lo que nos tenemos que ir a pozos más profundos, entonces obviamente la calidad es diferente. Debido a la composición podemos estar expuestos al arsénico”, agrega Rodríguez Pérez.

Cuál es la principal fuente de exposición del arsénico

El arsénico se encuentra de forma natural en la Tierra, por lo que hay más de una manera en la que las personas pueden quedar expuestas.

El movimiento de las placas tectónicas y la erosión de las rocas son vías naturales por las que el arsénico alcanza el agua y los alimentos. No obstante, su uso popular en pesticidas, la actividad minera y procesos industriales también suman a la carga de exposición.

La alternativa ¿Cómo eliminar el veneno del agua?

Recientemente la doctora Francisca Alicia Rodríguez Pérez y su equipo desarrollaron un método prometedor con el que se busca eliminar el veneno del agua subterránea.

En el norte del país hay casos bien documentados respecto al impacto que puede llegar a tener el arsénico en la salud | Foto: Cuartoscuro

Se trata de la electrodesionización, un proceso que conjuga dos técnicas totalmente distintas para extraer los rastros del elemento suspendidos en el agua. Por un lado la electrodiálisis consiste en usar una membrana, que funge como una especie de coladera selectiva que únicamente va a dejar pasar a los iones del arsénico.

Una vez aislado el arsénico, se aplica el segundo método: se utilizan unas esferitas, mejor conocidas como resina de intercambio iónico con las que es ‘capturado’.

Aplicar ambos procesos no solo reduce el uso de energía sino que además permite a los científicos evitar generar residuos y prescindir de sustancias químicas alternas, logrando así que el proceso sea más amigable con el medio ambiente.

Los trabajos en laboratorio han tenido buenos resultados, se ha logrado llegar al límite permitido de arsénico en el agua durante las pruebas. El reto actual es llevarlo a gran escala. Por ahora, la ingeniera y su equipo ya se encuentran haciendo los cálculos para ello.

“Nuestro objetivo es no nada más tratarlo aquí a nivel planta piloto en el laboratorio de Ingeniería Química, sino poder llevarlo a tratar grandes cantidades”, explica la experta.

Una vez logrado esto, el proyecto podría implementarse en lugares en los que se tiene el problema: presas, pozos, etc. Para ello se requerirían celdas lo más compactas posibles, que puedan tratar agua en grandes cantidades sin perder practicidad.

Pruebas en el laboratorio | Foto: Cortesía

Dadas las características del proceso, las celdas podrían ser utilizadas no solo para capturar el arsénico, sino también metales pesados, contaminantes y sales.

“Hemos trabajado con agua salobre [una mezcla entre agua salada y dulce] y se removió sodio y iones de cloruro. También hemos removido el cromo, que se utiliza mucho en el cultivo de pieles. También podemos remover níquel, cadmio, antimonio, cloro. Siempre y cuando esté en forma iónica y soluble en el agua, se puede remover”, asegura Alicia.

Recientemente la doctora Rodríguez Pérez y su equipo de trabajo tomaron muestras de la presa Zimapán, punto ubicado entre Querétaro e Hidalgo en donde se han registrado altos niveles de arsénico.

Aunque fue una pequeña cantidad de agua, los resultados mostraron que el proceso no sólo es eficaz para disminuir la concentración de arsénico, sino que también otros elementos. 


LHM 

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