Minerva Luvianos llora al recordar cuando la diagnosticaron. “Yo dije: 'el cáncer es para morirse'”, recuerda con tristeza.
De 45 años y originaria de Atoyac de Álvarez, Guerrero, es sobreviviente del cáncer de mama y aunque sufrió con las quimioterapias y tuvieron que amputarle uno de sus senos, hoy está feliz de contarlo.
“Estas lágrimas ya son de alegría, ya no de tristeza, porque cada vez que vengo me dicen los doctores: 'ya no tiene nada, el cáncer desapareció'”, platica la víspera del Día Mundial de la Lucha contra el Cáncer de Mama, que hoy se celebra.
En 2017 comenzó a venir a Ciudad de México al Centro de Detección Oportuna del Cáncer de Mama (Docma) de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), porque su médico en Acapulco prefirió que recibiera atención más avanzada. Ella sentía cómo una bolita le iba creciendo en su pecho izquierdo.
Este centro fue inaugurado en 2016 como una subsección del Hospital Militar de Especialidades de la Mujer de la Sedena, para dar atención especializada y prevenir y curar el cáncer de mama.
El mayor médico cirujano Itamar Arroyo, especialista en Radiología y jefe del Centro Docma, afirma que a casi cuatro años de su creación, el principal logro es el aumento en la detección temprana del cáncer de mama entre sus derechohabientes, familiares o miembros de la comunidad militar: al inicio, 80 por ciento de las pacientes llegaba con etapas muy avanzadas del cáncer; hoy, 70% de ellas acude para realizarse estudios y detectar a tiempo lo que puede convertirse en cáncer.
“Hemos visto un incremento de entre 25 y 30 por ciento en la detección oportuna anualmente. La oportunidad de curación completa de estas pacientes ha aumentado”, afirma el especialista.
Al considerarse sobreviviente, la señora Luvianos afirma que hay una lección por aprender de esto: "me gustaría decirle a las mujeres que no está de más hacerse un chequeo. El cáncer es curable si se detecta a tiempo".