Un tercio de la población mundial depende del agua dulce que proveen los glaciares, pero, de 1975 a 2023, su pérdida se aceleró en aproximadamente nueve mil gigatoneladas de masa, una cantidad equivalente a cubrir Alemania con una capa de hielo de 25 metros de espesor, advirtió Michael Zemp, director del World Glacier Monitoring Service.
Durante la inauguración del “Simposio Glaciares y su Entorno: Estado Actual”, el especialista envió un mensaje en video en el que destacó que “tan solo en 2024 se estima una pérdida de 450 gigatoneladas de hielo, lo cual demuestra que el deshielo no solo continúa, sino que se está acelerando”.
En el contexto del Día Mundial de los Glaciares y el Año Internacional de la Preservación de los Glaciares, el director del Instituto de Geofísica (IGf) de la UNAM, José Luis Macías Vázquez, hizo un llamado a preservarlos y a ser conscientes de su importancia en los ecosistemas y la sostenibilidad del recurso hídrico.
Destacó que, al ser esta la primera celebración del Día Mundial de los Glaciares, representa una oportunidad para sensibilizar a la opinión pública mundial, nacional y local sobre el papel fundamental de la nieve y el hielo en el sistema climático y el ciclo hidrológico, así como sobre las repercusiones económicas, sociales y ambientales de los cambios inminentes en la criósfera de la Tierra.
Por su parte, el presidente de la Academia Mexicana de Ciencias, José Seade Kuri, enfatizó que el derretimiento de las llamadas “torres de agua” es causado principalmente por el calentamiento global.
Resaltó que se trata de un problema grave, ya que los glaciares constituyen una de las mayores reservas de agua dulce del planeta: cerca del 70 % de este recurso se encuentra en ellos. Su deshielo abastece ríos y lagos, cuyo caudal es indispensable para el consumo humano, la agricultura, la generación de energía hidroeléctrica y el mantenimiento de ecosistemas.
En el encuentro, realizado en el auditorio Tlayolotl-Dr. Ismael Herrera Revilla del IGf, Camilo de la Garza Guevara, oficial nacional de Ciencias Naturales de la Representación de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) en México, resaltó la necesidad de fortalecer la cooperación internacional para preservar estos ecosistemas, de los cuales México aún conserva tres en las altas montañas del país.
“Hay que hacer un llamado para tomar medidas de acción, como mitigar los gases de efecto invernadero que estamos emitiendo por las actividades antropogénicas en las comunidades y en las ciudades. Es prioritario transitar hacia el uso de energías que disminuyan las concentraciones que causan un aumento en la temperatura promedio global”.
Hugo Delgado Granados, investigador del IGf y organizador del simposio, recordó que desde mediados del siglo XX es evidente el retroceso de estos cuerpos de hielo debido a la emisión de gases de efecto invernadero y que, a inicios del presente siglo, se demostró el retroceso y la extinción glacial en diversos lugares del planeta.
Explicó que cuando la temperatura promedio anual disminuye, los glaciares crecen, pero cuando aumenta, estos retroceden; por ello, son considerados los medidores más fidedignos del clima global.
En este sentido, recordó que en 2022 la Unesco decidió declarar el 2025 como el Año Internacional de la Conservación de los Glaciares.
Carlos Manuel Welsh Rodríguez, director del Centro de Ciencias de la Tierra de la Universidad Veracruzana, afirmó que los glaciares son “las joyas de la realeza al coronar el sistema natural” y que su valor está directamente vinculado con aspectos naturales, sociales y económicos.
“Los estamos viendo morir, y la especie humana, que tiene el poder de transformar la realidad, no ha logrado preservarlos. Este evento dará algunas luces sobre ello y no solo una imagen catastrofista por su pérdida”.
Laura Imburgia, especialista del Programa Mundial de Evaluación de los Recursos Hídricos de la Unesco, presentó los resultados del Informe Mundial de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo de los Recursos Hídricos 2025, el cual indica que las montañas, que cubren casi una cuarta parte de la superficie terrestre del planeta, proporcionan entre el 55 % y el 60 % de los caudales de agua dulce, y que el 15 % de la población mundial vive en estas regiones.
Como torres de agua, las montañas y los glaciares son una fuente vital para miles de millones de seres humanos en esas zonas y en las regiones bajas de los valles. Sin embargo, su rápido cambio está afectando el ciclo del agua de maneras impredecibles y se sabe que hasta el 50 % de la población que reside en las montañas de países en desarrollo sufre inseguridad alimentaria.
Aunque la eficiencia en el uso del agua ha mejorado en esos países, la demanda del recurso sigue en aumento en las naciones de ingresos medio y bajo, debido al progreso industrial y a la creciente necesidad de agua para servicios de saneamiento en ciudades en expansión.
“Si bien se ven adelantos, dos mil 200 millones de personas en la Tierra carecen de agua gestionada de manera segura, y el 80% de ellas vive en zonas rurales".
"La mayoría de los glaciares del mundo se están derritiendo a un ritmo cada vez mayor, de ahí el gran sentido de urgencia que tiene la jornada para la próxima década. Sin embargo, los cursos de agua procedentes de las montañas se han vuelto más variables, erráticos e impredecibles”, resaltó Laura Imburgia.
MO