¿El dióxido de titanio provoca cáncer al consumir pasta dental y alimentos?

El dióxido de titanio se utiliza en pinturas y también en productos comestibles. Científicos de la UNAM investigan si su consumo produce cáncer

La UNAM ha desarrollado la investigación sobre los efectos adversos del dióxido de titanio alimenticio. (Foto: Gaceta UNAM)
Ciudad de México /

Está en pastas dentales, leches bajas en grasa, sustitutos de crema para café, polvos para preparar aguas de sabores, dulces y confitados, para darles una apariencia más atractiva. Es el dióxido de titanio grado alimenticio, el cual podría agravar procesos inflamatorios ya presentes en el tracto intestinal, producto de males intestinales o colitis, de acuerdo con la UNAM.

¿Cómo es el dióxido de titanio industrial y alimenticio?

El dióxido de titanio grado industrial se utiliza en productos como pinturas, papel, cerámicas, porcelanas, textiles y plásticos.

Como aditivo alimentario para consumo humano, fue aprobado desde 1960 por la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos y, desde la década de los años 70 del siglo pasado, por el Comité Científico en Alimentos de Europa bajo la nomenclatura E171.

Cuando se inhala el de tipo industrial, uno de los efectos es la inflamación de las vías respiratorias. 

Sin embargo, hay pocos análisis en el óxido de titanio grado alimenticio, y ninguno ha abordado su relación con el cáncer de colon, línea que desarrolla la institución universitaria.

El óxido de titanio y su relación con el cáncer de colón

Cómo se exacerba la formación de tumores en ratones, fue el primer estudio que en 2016 publicaron Yolanda Irasema Chirino López y sus colaboradores de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Iztacala. Un año después un grupo de investigadores en Francia investigó otro efectuado en ratas.

“Comenzamos nuestra investigación en 2014 y se publicó en 2016. Para realizarlo partimos de esta hipótesis: no es lo mismo que una persona consuma el aditivo E171 cuando está sana que cuando tiene algún proceso inflamatorio en el tracto gastrointestinal o incluso una enfermedad crónica como la colitis”, compartió Chirino López.
“Y efectivamente encontramos que sí lo hacía cuando este cáncer ya estaba presente. Mientras los animales con cáncer de colon tenían cinco tumores, los que consumieron el aditivo E171 durante el desarrollo de la enfermedad llegaron a tener 20”.

Sin embargo, los animales libres de cáncer que consumieron el aditivo E171 no presentaron tumores, pero tenían lesiones precarcinogénicas en el colon.

“Estos hechos observados no fueron resultado de una sola exposición al dióxido de titanio, sino del consumo de este aditivo a lo largo de 10 semanas, lo cual representa menos de 10 por ciento de la vida de un ratón.
Esto sería similar al consumo de dióxido de titanio por parte no de una persona que se come una dona cubierta con azúcar glas, sino de alguien que lo ingiere diariamente en distintos alimentos, incluyendo la pasta de dientes y el sustituto de crema para café, durante muchos años.

¿Cómo cambian las células tras el consumo de dióxido de titanio?

Con el objetivo de ver cómo ocurren los cambios dentro de las células a partir del consumo del compuesto químico, hicieron experimentos con cultivos celulares.

“Así encontramos que las células internalizan este aditivo en vesículas y, al dividirse, las células hijas llevan consigo cierto número de esas vesículas, lo cual es preocupante porque durante la división celular el ácido desoxirribonucleico (ADN) queda expuesto”.

Los análisis sobre cuánto óxido de titanio hay en los alimentos

En los Países Bajos y el Reino Unido se realizaron investigaciones para conocer qué cantidad de dióxido de titanio tienen los alimentos y si está en forma nanométrica.

En México no hay información precisa porque la ley no obliga a declararla, si bien la etiqueta de algunos dulces sí indica su presencia.

Según el más reciente reporte de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria, en naciones como Alemania, Bélgica, Italia y los Países Bajos, los niños toman este aditivo más que los adultos, al estar presente en productos como dulces y confitería.

“Como en México no tenemos información precisa de qué productos lo contienen, no podemos estimar con exactitud si nuestros niños lo ingieren más que los adultos. Por otro lado, yo no tengo conocimiento de que, a nivel gubernamental, haya algún interés por estimar dicha situación o por conocer los efectos tóxicos de este aditivo”.

Los descubrimientos en torno al aditivo alimentario

En los Países Bajos, la Autoridad de Seguridad Alimentaria y del Consumidor busca conocer los posibles efectos negativos y organizó en Ámsterdam una reunión para tratar el tema.

Chirino López y otros seis investigadores presentaron sus hallazgos científicos, los cuales se discutieron junto a otros ocho participantes de los Países Bajos, Francia, Noruega, el Reino Unido, Alemania, Suiza y Dinamarca.

Entre los objetivos, los científicos de la Universidad Nacional y los holandeses buscan hacer un estudio en México y Holanda. Por medio de la vía oral les darían el aditivo E171 a voluntarios, a quienes les practicarían pruebas bioquímicas y exámenes médicos para saber si hay algún tipo de efecto en el colon.

MJA

  • Milenio Digital
  • digital@milenio.com
  • Noticias, análisis, opinión, cultura, deportes y entretenimiento en México y el mundo.

LAS MÁS VISTAS