Lleva en la actuación toda su vida, desde niña. Cuarenta años de trabajo ininterrumpido a un ritmo muy intenso, pero hace unos meses y durante un reality en Colombia, quedó trenzada de un puente colgante y a duras penas sostuvo su peso y el de un compañero de 80 kilos.
Ese esfuerzo y todo el acumulado hizo que se le disparara una neuropatía que le ocasionaba punzadas dolorosísimas en nervios periféricos del cuello y espalda, no podía dormir, se trató con fuertes medicamentos anticonvulsionantes, pero seguía exhausta.
Al verla así, sus compañeros de la obra Lagunilla Mi Barrio le recomendaron unas terapias de “rejuvenecimiento celular”. La actriz Alma Cero Delgado no tenía nada que perder, e hizo una cita.
“¿De dónde saco más fuerza?, ¿cómo puedo rendir más y recupero la energía?, ¿habrá alguna forma de rejuvenecer?”, se preguntaba por su parte Fernando Armenta, empresario que en los últimos años se había involucrado en el proceso de venta de su compañía a otra empresa trasnacional.
Tal operación millonaria le significó mucho de su tiempo, atención y esfuerzo, no dormía a plenitud, comía a deshoras, la báscula implacable le indicaba 150 kilos de peso, y para colmo su desempeño sexual se vio afectado. Fue con médicos, incluso un psiquiatra, que le prescribieron diferentes terapias con más o menos fármacos, pero no veía avances. Era, básicamente, un tipo infeliz: a sus 43 años se sentía viejo.
Finalmente, alguien le habló de una clínica en su propia ciudad, Culiacán, la capital de Sinaloa, que parecía tener un método distinto y efectivo.
Ahí no tardaron en confirmarle, luego de aplicarle diversos estudios, un diagnóstico aparentemente obvio, pero que no había podido combatir efectivamente: era víctima de oleadas frecuentes de cortisol, la hormona que segregan las glándulas suprarrenales cuando reciben desde el hipotálamo, una pequeña región cerebral, la señal de que se enfrenta un peligro o una amenaza. “¿Amenazado, yo?”, se extrañó Fernando.
“Estás estresado, Fernando”, le explicó Esperanza Bastidas Valenzuela, también culichi, maestra por la Sociedad Española de Nutrición y Medicina Ortomolecular y miembro de la American Academy of Anti Aging Medicine.
Ella, luego de evaluar el entorno, el estilo de vida y los niveles fisiológicos que presentaba Armenta, le informó que tenía una edad cronológica de 43 años, pero estaba lejos de coincidir con su edad biológica: su organismo había envejecido más de la cuenta, le dijo sin rodeos la fundadora de Neoclinic, especializada en medicina regenerativa y estética.
Mientras concluía el estresante proceso en el que se encontraba, Fernando decidió que debía hacer algo urgente por su cuerpo y su mente. Inició un programa de nutrición ortomolecular, nutrientes y vitaminas de alta calidad, ajuste hormonal, masa muscular y observación del envejecimiento celular. Su vida y su felicidad dependían de ello.
La polifascética actriz Alma Cero, una vez que acudió a las instalaciones en el barrio de Polanco donde las doctoras Esperanza Bastidas y su socia Marimar Guerra conjuntan sus especialidades a través de sus respectivas empresas Neoclinic y Medae, pudo explorar una forma diferente para atacar la neuropatía ocasionada por lesiones importantes en algunos nervios, los cuales habían perdido su mielina, sustancia que cubre las terminaciones nerviosas.
Cuando ella se sometía a picos de estrés, las lesiones crecían aún más. Comenzó un tratamiento a base de células madre y de complejos vitamínicos con el cual, expone la actriz en entrevista con MILENIO, “mis células empezaron a repararse, pero de manera significativa y muy acelerada desde la primera dosis”.
Alma se percató que las especialistas y su equipo tratan desde sus instalaciones en Ciudad de México a personas con diferentes necesidades: desde las que buscan diferentes mejoras estéticas, hasta quienes deben revisar todo su estilo de vida y dieta, como en el caso de Fernando, o la remediación de males crónicos como los de la intérprete de “Rosa Aurora” en la serie María de Todos los Ángeles.
Para lograr este rango de servicios de salud, Bastidas y Guerra decidieron unir sus empresas, conocimientos y con tecnología de punta redondearon tratamientos desde diferentes ópticas complementarias: la medicina regenerativa y la reparación celular con la ciencia genética.
Su ambicioso objetivo es la recuperación celular y la prevención de posibles enfermedades con terapias personalizadas a los pacientes, a los que, si así lo solicitan, se les aplican exámenes genéticos hechos en laboratorios internacionales para estudiar su ADN, y aplicar una eventual neutralización de males que se traen ya sea por herencia biológica, la carga genética de padres y ancestros, o a causa del ambiente circundante que causa estrés crónico, lo epigenético.
Pero no hay magia. Como advierte la doctora Bastidas: “Este tipo de medicina, una vez que estudiamos al paciente, es predictiva; es personalizada porque actuamos según sus necesidades, y también participativa. Es decir, si el paciente no participa y se autobiocotea, no se verán los resultados esperados”.
- Te recomendamos Descubren que fármaco que regenera células madre alarga esperanza de vida en ratones Internacional
Mexicanos al grito de estrés
De alguna manera Fernando y Alma Cero forman parte de ese 75 por ciento de mexicanos y mexicanas que según la Organización Mundial de la Salud sufre de estrés laboral.
Este, por cierto, es el porcentaje más alto en todo el planeta, superior al de China o Estados Unidos.
El estrés, con su dosis de cortisol y adrenalina, es el mecanismo natural de alerta, pero cuando no se maneja bien conlleva padecimientos que van desde dolores de cabeza, angustia, problemas en la piel, irritabilidad, cansancio, ansiedad, gastritis o colitis, desgano, hasta dolores musculares, insomnio, aumento de peso, falta de concentración y depresión.
El cortisol incrementa la glucosa, el azúcar, en el torrente sanguíneo, activa las funciones esenciales para la lucha o la huida, detiene ciertas funciones digestivas, modifica el sistema inmunológico, suprime el crecimiento y el sistema reproductivo.
Afecta zonas del cerebro que regulan, al mismo tiempo, el miedo o la motivación, y que se activan cuando se enfrenta una situación que nos demanda pensamiento ágil o conductas enérgicas.
Sin embargo, el incremento de algunas de esas reacciones, o todas juntas, provocan que el organismo envejezca rápido, que se acumulen daños moleculares y celulares que luego de un tiempo provocan descensos en las capacidades físicas y mentales, con lo que sobrevienen enfermedades, deterioro paulatino y, al final en casos severos, la muerte misma.
- Te recomendamos Rejuvenecimiento vaginal no solo es beneficio estético, también es de salud: especialista Ciencia y Salud
Genómica y células madre, uníos
Para pacientes estresados las doctoras y sus equipos activan un protocolo en pasos que se entrelazan para conocer el grado de daños causados por el estilo de vida y los malos hábitos, a fin de recuperar el tiempo perdido. Con frecuencia es necesario incluir herramientas que se inscriben en una corriente llamada medicina ortomolecular.
A través de sueros intravenosos, que pueden contener complejo B, minerales, vitaminas, Gerovital, al que se le atribuyen cualidades antienvejecimiento; glutatión, proteína que combate la oxidación celular; y otros componentes, se nutren órganos y tejidos.
Además de estos cocteles, a fin de regenerar y reparar algún malfuncionamiento se puede incluir shots intravenosos de células madre, obtenidas en bancos de cordones umbilicales y otros órganos, que tienen características que las hacen peculiares:
- Una es la capacidad de autorrenovarse, dividirse y generar células idénticas.
- La otra es la de diferenciación, es decir, una misma célula madre puede formar cualquier célula orgánica.
Para la actriz Alma Cero eso hizo la diferencia, sintió cómo sus tejidos se regeneraron con rapidez y las dolencias se suprimieron. Dejó de tomar los medicamentos anticonvulsionantes.
Otros refuerzos científicos en el tratamiento los provee la sección especializada en medicina genómica, Medae, y su fundadora, María del Mar Guerra, cirujana por la Universidad Anáhuac, con estudios en medicina estética en París y posgrado en Medicina Genómica por la Universidad de Valencia, se ayuda de tecnologías de punta y estudios de laboratorios internacionales, para entregar informes exhaustivos que miden la edad biológica del organismo del paciente, e identificar si tiene predisposición a desarrollar alguna enfermedad del sistema inmune, cardiovascular, diabetes, Alzheimer o algunos tipos de cáncer para prevenirlos con dietas, ejercicio y medicamentos pertinentes.
También, por cierto, las médicas aseguran contar con la tecnología más avanzada, y costosa, para ofrecer soluciones estéticas a sus pacientes.
Un buen porcentaje de quienes buscan los servicios de estas clínicas tienen como motivación la vanidad, ya sea porque su actividad está relacionada con el medio del espectáculo, donde parecer y sentirse más joven es una necesidad, o porque es gente de perfil empresarial.
- Te recomendamos Exosomas, el tratamiento que rejuvenece tu piel a profundidad Moda y Belleza
¿Se puede tener juventud eterna?
La respuesta a este anhelo, por ahora, es no. Guerra y Bastidas lo admiten sin titubear. Pero también confirman que la respuesta puede ser afirmativa si la pregunta es si los humanos estamos a un paso de vivir muchos más años en buenas condiciones, ayudados de tecnología y conocimiento.
Hoy, México tiene una esperanza de vida de 71 años para hombres y de 75 para mujeres, y el 12 por ciento de la población mexicana tiene 60 años o más, porcentaje que tenderá a crecer en los siguientes lustros.
Por ello hay una creciente oferta de especialistas que ofrecen a sus clientes no sólo vivir más, sino en óptimas condiciones. Prometen aumentar las capacidades del cuerpo y la mente para ayudar a las células a evitar el malfuncionamiento con rutinas en el hacer, comer y dormir, con tácticas para combatir el estrés e incluso admitiendo el uso de dispositivos implantados en el organismo.
En la terminología actual a eso se conoce como piratear o hackear la información biológica del organismo a fin de modificarla: el biohacking. Para ello hay vías sencillas, como pequeños cambios incrementales en la dieta y el estilo de vida para lograr mejoras en el bienestar, hasta ayudas biotecnológicas como las que usan en clínicas de alta gama.
Algunos gurús del biohacking, como Ben Greenfield, que es autor de libros al respecto, fisiólogo del ejercicio y la biomecánica que lleva décadas estudiando el mundo de la condición física, descubrió que su edad biológica era mayor a su edad cronológica y se dedicó a desarrollar técnicas de biohacking entre las cuales destaca, por ejemplo, una máquina de ejercicio (Vasper, diseñada para quemar calorías y fortalecer músculos), el sauna infrarrojo que combina calor y ejercicio, y sí, baños fríos matinales o caminatas para regular la glucosa en la sangre.
“Hoy tengo un cuerpo mejor de cuando tenía 20 años”, suele presumir.
En México, las socias Guerra y Bastidas no están solas en cuanto a la oferta de sus servicios.
Hay clínicas como Biohacking Center, en las Lomas de Chapultepec, también en la capital del país, que tienen servicios parecidos aunque quizá no tan extensos, y se anunció la llegada de SHA, en Costa Mujeres, Quintana Roo, compañía que tiene instalaciones en España y Emiratos Árabes y que ofrece tratamientos basados en biomarcadores para conocer la longitud de los telómeros, esos extremos de los cromosomas, cruciales en la división y tiempo de vida celular, el colesterol, la presión arterial y diabetes.
Además de programas de evaluación genética, de estrés oxidativo, de proteína C reactiva –PCR, que mide inflamación crónica– y estimulación cognitiva para obtener un perfil con decenas de puntos de un posible envejecimiento prematuro, además de los clásicos masajes, dinámicas de relajación, dietas “desintoxicantes” y demás terapias naturistas.
Los tratamientos suelen incluir dosis de células madre, cuyo manejo es delicado, como han advertido especialistas de la Escuela Nacional de Estudios Superiores, Unidad León de la UNAM, o de la Unidad de Trasplantes de Células Progenitoras Hematopoyéticas de Médula Ósea del Centro Médico Nacional Siglo XXI del IMSS, quienes recomiendan tener procedimientos y protocolos bien sustentados, con la supervisión de organismos como la Comisión Federal para Prevenir Riesgos Sanitarios(Cofepris).
La clínica de las doctoras Marimar y Espe, como les gusta que las llamen sus pacientes, asegura tener en orden esos aspectos. Por lo pronto, los pacientes consultados constatan un cambio de perspectiva radical: el empresario Fernando hoy pesa 80 kilos, se mudó de ciudad y lleva un estilo de vida que le proporciona mayor bienestar. Alma Cero, por su parte, puede llevar su ajetreada vida sin los dolores que la acosaban, su cuerpo se revitalizó y le permite actuar y bailar como antaño, diariamente.
Este tipo de tratamientos aún no son baratos, y los estudios genéticos, por su alta especialización, menos.
Sin embargo, como explica la doctora Guerra, lo valen porque ayudan a que “cualquier médico, pero también el propio paciente, entiendan dónde está el gen donde puede haber un riesgo, su localización y clasificación, y al saberlo podemos actuar y ofrecer tratamientos muy honestos y precisos. Sacar el máximo potencial de tu cuerpo con herramientas biológicas, o sea las que tiene tu propio cuerpo, es una responsabilidad, pero también una gran oportunidad”.
MO