Científicos del Centro de Innovación Aplicada en Tecnologías Competitivas (Ciactec) han creado un fertilizante que acelera hasta un 30 por ciento el crecimiento de las plantas, lo que lo vuelve aún más interesante es que fue desarrollado a base de los restos de cabello que resultan de los desechos en las tenerías.
”En este caso, a partir de un residuo solido que es el pelo logramos obtener un fertilizante orgánico liquido”, explica el investigador Benjamín Aguilar.
Creado en el laboratorio de Curtiduría de Ciatec, único en todo México, este invento no sólo contribuye al crecimiento acelerado de las plantas ornamentales, también a disminuir los niveles de contaminación que emite esta industria, dado que las plantas tratadoras de aguas en la ciudad, tienen actualmente un gran problema con este tipo de residuos que obstruyen las coladeras tras ser desechados por las curtidurías.
La separación del resto del cuero, se lleva a cabo a través de un proceso de inmunizado en el que se utiliza un filtro de prensa que separa el pelo. La decisión de que esta sea la materia prima, corresponde a que su principal componente es el nitrógeno, al igual que en otros fertilizantes, pero esta creación es totalmente orgánica, lo que la vuelve amigable con el medio ambiente.
"Hay que darle un tratamiento adecuado porque no solamente es destruirlo, si no que como tiene un determinado número de aminoácidos, si no tenemos cuidado en la parte de la hidrolisis, no va a servir de nada ese producto”, agrega el investigador.
Un gran impacto positivo para disminuir la contaminación, ya que de acuerdo a la Cámara de la Industria de la Curtiduría de Guanajuato, se calcula que en el estado existen mil 100 tenerías, de las cuales 800 se encuentran ubicadas en la ciudad de León, entre pequeñas, medianas y grandes empresas, que generaran una contaminación importante.
Gracias a que utiliza componentes orgánicos, puede ser producido y comercializado a sólo un tercio del precio de productos que ya existen en el mercado, de manera adicional, este producto ya fue analizado en laboratorios externos especializados para determinar su efectividad a través de pruebas de validación en campo durante tres meses. Este proyecto que fue financiado por Conacyt y la industria privada que ya se encuentra en vías de patentación.