Cuando algo activa en tu cuerpo la necesidad de huir, como si hubiera un peligro inminente, las glándulas suprarrenales liberan un exceso de adrenalina en el torrente sanguíneo; así, durante el ataque de pánico todas las alertas se encienden en tu organismo, pero no hay peligro, sólo una tremenda ansiedad y sensación de pánico.
Algunos síntomas de un ataque de pánico pueden ser sudoración, aumento de la frecuencia cardiaca, sensación de pérdida de aliento, escalofríos, náuseas, escalofríos y desmayos. Pero entre los síntomas que no se ven quizás los más terribles son la desrealización y despersonalización, donde la persona se siente ajena al mundo que la rodea y también se siente lejos de su propio cuerpo.
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Salir de un ataque de pánico no sólo se trata de respirar lentamente y tratar de dejar los pensamientos negativos de lado, así que si te sucede o tienes que ayudar a alguien durante un ataque, ten paciencia e intenta alguna de estas acciones:
1. Identifica las sensaciones y trata de eliminar la tensión que sientes. Calma tu voz interior.
2. Controla tu respiración hasta que logres que sea lenta. Ayúdate de la bolsa de papel, si es necesario.
3. Trata de tener un objeto o algún lugar familiar que te ayude a recuperar tu conexión con el presente, o bien, enfócate en lo que sucede a tu alrededor hasta que superes los sentimientos de desrealización y despersonalización.
4. Ponte metas y objetivos a cumplir, de forma que ganes una sensación de control en tu día a día.
Los ataques de pánico tienen diferentes intensidades y frecuencias, así que no esperes a que la situación se complique, si tienes uno, acude a tu médico y atiende las causas que los están provocando.
JCH