Uno puede imaginarse la vida ideal como una larga, llena de felicidad, inteligencia, placeres, riquezas y más; pero parece que las personas no quieren tanto: más bien aspiran a niveles modestos de estos indicadores, reveló un estudio publicado este miércoles en Psychological Science.
El primer autor del estudio —Matthew J. Honrsey, de la Universidad de Queensland, en Australia— dijo que, según dos estudios, “el sentido de perfección de la gente es sorprendentemente modesto. La gente quiere tener cualidades positivas, como salud y felicidad, pero no a costa de excluir otras experiencias oscuras: quieren unas tres cuartas partes de lo bueno”.
Los investigadores hicieron dos estudios: el primero aplicado a 2 mil 392 participantes de nueve países; el segundo, a 5 mil 650 personas de 27 países.
Además de las preguntas sobre inteligencia y duración de su vida, se les preguntaron los niveles ideales de salud, libertad individual, felicidad, placer y autoestima. También se les pidió caracterizar a su sociedad ideal, en términos de amigabilidad, moralidad, igualdad de oportunidades, ambición, nivel de criminalidad, libertad, creatividad, avance tecnológico y seguridad nacional.
¿Vida eterna? En condiciones normales, los sujetos de la prueba dijeron que les gustaría llegar a los 90 años, apenas un poco más que la esperanza de vida actual. Y hasta cuando se les preguntó cuánto querrían vivir si una píldora mágica les garantizara eterna juventud, la mediana fue de 120 años.
¿Gran inteligencia? La mediana fue de 120 puntos, suficiente para estar por encima del promedio pero lejos de las calificaciones de genio.
Hubo diferencia también entre las culturas holísticas y las más “occidentales”. Las primeras –que por ejemplo siguen tradiciones como el budismo o el confucianismo– tuvieron indicadores de perfección más modestos.
De acuerdo con el comunicado que informa estos resultados, “en general los participantes tendieron a calificar sus niveles ideales de características individuales entre 70 y 80 por ciento”, con variaciones como por ejemplo preferir más salud que más felicidad.
Más que seguir el principio de maximización, conforme al cual las personas elegirían el extremo máximo de cada característica, las respuestas se adecuaron al principio de la dorada medianía, un concepto que se conoce desde Aristóteles.
FM