El confinamiento y el aislamiento social a causa de la pandemia por el virus SARS-CoV-2 ha cambiado nuestras rutinas laborales, sociales y personales, alterando nuestro reloj biológico y trayendo como consecuencia que algunas personas experimenten momentos de tristeza, depresión, incertidumbre, enojo, frustración y estrés, los cuales tienen una repercusión en la cantidad de horas que dormimos y la calidad de nuestro sueño.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que las personas adultas duerman entre siete a nueve horas al día. De igual forma, marca que la calidad del sueño es fundamental para dormir bien.
Cabe señalar que el sueño es una función vital necesaria para mantener el equilibrio de nuestro organismo. Debemos tener un sueño de calidad. La calidad del sueño no sólo se refiere al hecho de dormir bien durante la noche, sino que incluye también un buen funcionamiento diurno. Dormir bien es fundamental para afrontar con energía las actividades del día a día.
El doctor Ulises Jiménez Correa, investigador de la Clínica de Trastornos del Sueño de la Facultad de Medicina de la UNAM, junto con el doctor Hernán Marín, de Colombia; la doctora Liliana Estrada, de Costa Rica, y el doctor Fabio García García, de la Universidad Veracruzana, llevaron a cabo un proyecto de investigación enfocado en identificar qué está pasando con el sueño de las personas durante la cuarentena.
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En su estudio identificaron cuáles son los hábitos de sueño que las personas están teniendo durante la pandemia; conocieron cuáles son los síntomas de trastornos de sueño que se están presentando en la etapa de confinamiento; y se enfocaron en estudiar la calidad del sueño según los espacios en donde se vive la cuarentena y el número de personas con quienes vive.
Encontraron que la gente se está acostando y levantando mucho más tarde de lo que habitualmente lo hacía. Esto trae como consecuencia, un atraso en los horarios para el consumo de alimentos durante el día.
El investigador comentó que eso se conoce como fase atrasado del sueño, que es un trastorno del dormir que tiene que ver con que la gente está perdiendo la sincronización de sueño con la noche y la vigilia con el día.
Asimismo, detectaron que las personas en lugar de descansar o dormir en sus recámaras han incrementado el tiempo mientras están acostados para usar dispositivos electrónicos, fumar, comer o ingerir bebidas alcohólicas provocando así una alteración en los horarios de sueño.
Dijo que el haber incrementado de manera importante el uso de computadoras y celulares ya sea para laborar o por entretenimiento, sobre todo en las noches, provoca que haya una mayor estimulación luminosa que otorgan estos aparatos, mermando la calidad del sueño.
Otro factor que detectaron es la disminución del tiempo para la práctica de ejercicio, lo que también repercute en su calidad de sueño.
También identificaron que quienes ya consumían drogas han aumentado su consumo, lo cual deteriora la calidad en el sueño. Lo mismo ocurrió con el consumo de medicamentos de uso hiptónico, los cuales son utilizados para combatir el insomnio.
En el estudio observaron que la gente que está en condiciones de soledad tiene una disminución significativa en cuanto al tiempo subjetivo del sueño, es decir, son los que reportaron que dormían menos. Y, por el contrario, quienes dijeron que tenían peor calidad de sueño, fueron quienes están con una mayor cantidad de personas.
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