Los módulos itinerantes para la aplicación de pruebas rápidas en el Estado de México ya han formado parte de la nueva realidad social y a prácticamente 18 meses de la pandemia continúan con una afluencia importante e incluso es mucho más frecuente encontrar a niños, niñas y adolescentes a la espera de realizarse la prueba respectiva.
A uno de estos módulos acudió la familia Baños, junto a los pequeños Iker y Francisco, para aplicarles esta prueba, ya que desafortunadamente ya se registró un contagio en la familia.
Después de algunos minutos formado, Iker, con su playera de las Águilas del América, ingresó al módulo y muy valiente se sentó y escuchó atento las instrucciones del personal de salud; con todo el miedo del mundo y la incomodidad que provoca esta prueba cerró los ojos para que pudieran tomar la muestra. Unos segundos después, rodaron las primeras lágrimas y enseguida, un estornudo.
“Vine porque mi primo tiene covid, para prevenir que no tuviera, me dolió más o menos, sentí como que me hacían cosquillas, pero se sintió feo, lloré primero y luego estornudé”.
Aún nervioso, pues a sus apenas 8 años ésta es una experiencia que le aterra, Iker platica sobre lo que es el covid-19 y entre su timidez y elocuencia dice “puede ser mortal”, aunque también muestra un poco de tristeza.
A pesar de lo difícil que ha sido este último año, dice extrañar la escuela, a sus amigos y los juegos, aunque también le gusta estar en su casa y pasar tiempo con su familia.
“Ya quiero regresar a la escuela, las medidas para cuidarme son usar siempre gel, ponerse el cubrebocas en todo momento, no acercarse mucho, usar sana distancia, ya voy en tercer año de primaria”.
Acompañado de su tía, su abuelita y su primo Francisco, le envía un mensaje a sus amiguitos: “cuídense mucho para que juguemos”.
La tía de Iker, la señora Karla Isabel Baños Sánchez señaló que acudieron a este módulo de pruebas porque su hijo de 15 años resultó positivo a covid-19 y aunque se han tomado las medidas necesarias, decidieron prevenir y realizarse la prueba.
“Hay un descanso cuando te sale la prueba negativa, a mi hijo le dolía la cabeza en la mañana y su hermano tiene ocho días que salió positivo, entonces es bastante preocupante y estresante todavía. Sin duda podemos superar muchas pruebas, pero el ver a nuestros hijos enfermos es lo peor”.
KVS